Los siete roles del Espíritu SantoMuestra

El Espíritu Santo es nuestro refinador

Cuando el Espíritu descendió sobre los 120 discípulos en el Aposento Alto el día del Pentecostés, se manifestó principalmente de dos maneras: (1) el sonido de una ráfaga de viento y (2) llamas de fuego que aparecieron milagrosamente en la cabeza de cada persona. No sabemos la naturaleza exacta de este fuego; ¡Es obvio que no era fuego físico o habría quemado el cabello de todos! Probablemente fue la manifestación visual de la presencia del Espíritu. Pero con toda seguridad, este fuego también representa para nosotros la santidad de Dios.

¿Estás dispuesto a permitir que Dios te purifique, incluso en las áreas ocultas? Supongamos que viviste en la misma casa por 24 años y decides mudarte. El proceso de empacar y limpiar la casa nunca es fácil. Imagina lo que verás si sacas tu refrigerdor de la pared para ponerlo en el camión de mudanzas.

Lleva mucho tiempo en el mismo rincón de la cocina. Nadie ha barrido nunca debajo de él. El azulejo estaría sucio. El piso puede estar cubierto con capas de suciedad, polvo, cáscaras de nuez sueltas, migajas de comida podrida, cintas para el cabello perdidas, pelo de perro y manchas no identificadas que han estado ahí durante más de dos décadas. ¡Qué asco! Esto requerirá algo de limpieza especial para tener tu casa lista para un nuevo dueño.

Es un pensamiento aterrador, pero es posible que tengas áreas como esta en tu propia vida. Algunas veces escondemos nuestros pecados secretos en compartimentos privados. Sabemos cómo disfrazar nuestras actitudes más feas. Pero cuando el Esíritu viene con poder, viene a limpiarnos de nuestra arenilla y mugre.

Él mueve los muebles en nuestras vidas para limpiarnos del resentimiento, enojo, vergüenza, comportamientos adictivos y muchas otras cosas que pueden causar una separación entre Dios y nosotros. Te animo a que abras tu corazón al fuego del Espíritu.