Los siete roles del Espíritu SantoMuestra

El Espíritu Santo es nuestro Intercesor

Este es uno de los milagros más grandes de la Gracia. El apóstol Pablo nos dijo que el Espíritu Santo que vive dentro de nosotros “intercede por nosotros con gemidos demasiado profundos como para ser expresados con palabras” (Ro. 8:26). Incluso cuando no sabemos cómo orar, el Espíritu ora a la perfecta voluntad de Dios. No importa qué tipo de oscura dificultad enfrentemos, el Espíritu trabaja arduamente por nosotros hasta que salgamos seguros de la prueba.

¿Alguna vez has “gemido” en oración? La mayoría de nosotros conocemos el sentimiento. Podemos no sentirnos llenos de fe cuando emitimos nuestro más profundo clamor a Dios. Podríamos estar pasando un problema difícil y no sentirnos muy espirituales.

Es posible que no podamos ser capaces de reunir fuerza para orar durante media hora. Nuestras oraciones pueden ser una lamentable serie de frases cortas como, “¡Ayúdame, Dios!” o “Señor, no sé cuánto más pueda resistir".

Pero, de acuerdo a la Biblia, este tipo de oraciones son poderosas. Todo lo que debes hacer es leer los Salmos del rey David para saber que Dios escucha oraciones como: “oh Señor mi Dios, clamo a ti por ayuda” (Sal. 30:2).

Y lo que es tan reconfortante es que cuando nos sentimos frustrados en oración o simplemente no sabemos qué decir, el Espíritu está orando en un nivel más profundo dentro de nosotros—¡y Él sabe por qué cosa orar! Esa es la promesa en Romanos 8:26.

Muchos de nosotros estamos en la etapa más intensa del proceso de nacimiento, la fase de transición. El nacimiento es el tiempo cuando una mujer embarazada se siente confundida, irritable e inquieta. Pasamos sentimientos similares de desesperación en nuestro camino de fe. Nos preguntamos a nosotros mismos: “¿Dios me ha prometido eso realmente?”. Todo dentro de nosotros quiere dejar de creer.

Así es como el proceso de tribulación funciona—y tenemos al Espíritu Santo para ayudarnos a través del dolor. Él ora con gemidos demasiado profundos para ser expresados con palabras hasta que la fe da paso a la respuesta que estábamos esperando.