El Desierto, Dios Y YoMuestra

Victoria En El Desierto

¡Voy a hacer algo nuevo! Ya está sucediendo, ¿no se dan cuenta? Estoy abriendo un camino en el desierto, y ríos en lugares desolados! (Isaías 43:19)

Dios está obrando en medio del desierto que estás atravesando. Él no te abandona, Él va a terminar Su obra en tu vida. Solo necesitas rendirte a Su voluntad que es buena, agradable y perfecta.

Hoy es un buen día para que cambies la manera en que estas viendo tu desierto y comiences a caminar con el corazón y la actitud correcta. Humillados. Rendidos. Adorando.

Este desierto es:

El lugar de encuentro con Dios.

El lugar correcto para comenzar a ver Su mano moverse a tu favor como nunca antes lo hayas visto.

Es lugar de adoración. De aprender a depender de Dios.

Donde no hay salida, Dios está abriendo un nuevo camino.

Donde ves tierra seca y árida, Él comienza a hacer que fluya el agua.

Cuando la noche cae y se vuelve fría, Él se vuelve la columna de fuego para darte calor.

Cuando el sol está calentando más de lo normal, Él es la nube que te protege.

El trabajo del desierto es hacernos entender que nada somos sin Él. Que Él es todo lo que necesitamos. Que de Él vienen nuestras fuerzas, nuestra provisión.

Nuestra salud y sanidad vienen de Él. Nuestra visión y logros vienen de Él.

Recordemos que no importa cuan hostil sea el lugar o ambiente en el que estés, si tu corazón se humilla y busca hacer la voluntad de Dios, ¡Él te hará florecer! La tierra más seca para el hombre es la tierra propicia para que Dios se glorifique.

En el desierto Sus promesas se vuelven parte de tu vida.

Él te guía como un Padre.

Él es Dios fielmente presente en los desiertos más intensos y oscuros y en los valles con los paisajes mas hermosos.

Él te defiende. Te cubre. Te provee. Te ama. Te disciplina.

Si entendiste lo que Dios quiere durante tu caminar por este desierto, quiero decirte con certeza que el desierto no será tu tumba. El desierto por el cual puedes estar atravesando con tu matrimonio, tus hijos, en tu corazón, en lo laboral, en el área que sea, no es tu destino final. El desierto NO es tu destino final. Dios no quiere verte allí para siempre, hay un tiempo nuevo; una tierra de bendición que está esperando por aquel hombre, por aquella mujer que se forjó en el desierto en sus encuentros con Dios. No permitas que el orgullo te retenga por mucho tiempo en ese desierto que es solo el camino hacia tu destino final, hacia tu tierra prometida.

Fuera de Ti, desde tiempos antiguos nadie ha escuchado ni percibido, ni ojo alguno ha visto, a un Dios que, como Tú, actúe en favor de quienes en Él confían. (Isaías 64:4)

Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, Él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca. (1 Pedro 5:10)

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