La OraciónMuestra

Oración Complicada

Existen oraciones complicadas en situaciones complicadas y comprometedoras.

En Génesis 20:7 encontramos una ocasión donde el padre de la fe, Abraham, había mentido a un rey porque tenía miedo que le podría matar. Entonces él dijo que su esposa Sara era su hermana y el rey se la llevó —Abimelec—. Dios le habla a ese rey que no era cristiano, que no creía en ese Dios, pero Dios le aparece y le dice: “Cuidado, tenés que devolver a esa mujer y tenés que pedirle a su marido para que ore por ti, porque si no morirás”. El rey tuvo que devolver la mujer a Abraham, considerado profeta de Dios en ese momento, y Abraham tuvo que interceder por ese rey. ¡Qué complicada la situación! Saben hermanos qué podemos aprender de eso, que podemos orar en todo tiempo y en las situaciones más adversas, más enredadas, más complicadas, siempre y cuando nuestro corazón se presenta con sinceridad ante Dios. Tal vez nosotros no nos sentimos dignos, hemos pecado, hemos fallado, hemos defraudado, pues digámosle a Dios: “Esta es mi situación Dios, yo he pecado, no merezco que me respondas, pero confiando en Tu misericordia” —como le repetía siempre David— “yo me animo a hablar contigo”.

Señor, gracias que en toda Tu santidad, oh Dios, por medio de Cristo Tú permites que nos acerquemos a Ti. Aun cuando nosotros mismos hemos embarrado la cancha, hemos pecado, podemos encontrar ese perdón en Cristo, podemos orar hasta por los enemigos y Tú respondes la oración. En el nombre de Jesús. Amén.