La OraciónMuestra

Orar Intensamente

Hay muchos tipos de oraciones. Algunas son como la llovizna, una lluvia ligera, otras son como una lluvia grande. Otras oraciones son como una lluvia de toda una temporada, por días, por semanas. ¿Cómo es tu oración, mi hermano, mi hermana?

En Colosenses 1:9, la Palabra de Dios nos dice que “desde que escuché de ustedes estoy orando insistentemente por ustedes, pidiendo a Dios que les llene de sabiduría, de inteligencia, del conocimiento espiritual, estoy orando insistentemente, no ceso de orar”. Qué lindo es cuando oramos y oramos y parece que se nos va a terminar el aire y queremos seguir orando y, de repente, la voz comienza a fallarnos, pero queremos seguir orando, queremos seguir orando, orando, orando, así como se hace en vigilas de oración por 24 horas; hay personas que pueden estar orando por horas y horas, descargar todo lo que se acumuló en nuestra alma, en nuestro corazón, en nuestro espíritu; todas aquellas cosas lindas que le queremos decir a Dios en oración, todo aquel clamor, aquella intercesión. Tomarnos ese tiempo de borrar todo lo de nuestra agenda, de ya no estar con la mente dividida en tres, cuatro partes, sino, simplemente estar en la presencia de Dios, derramar nuestro corazón y no levantarnos más, duren horas, duren días, semanas, estar en oración. Jesús estuvo cuarenta días en el desierto orando. Moisés estuvo muchos días hablando con Dios, orando en la montaña donde recibió los diez mandamientos. ¿Cómo es tu oración, como una llovizna o como una auténtica lluvia?

Señor, guíanos con Tu Espíritu a ese río de oración, que nos empuje Tu presencia a derramar todo nuestro ser cada día. En Tu nombre Jesús oramos. Amén.