Abrumada Por Mis Bendiciones (Parte 9)Muestra

Elévate 

Mientras recorríamos la pista, las nubes oscuras aparecen. La lluvia intensa salpica la pequeña ventana del avión mientras miro hacia el pavimento mojado que pasa corriendo. Entonces, ¡despegamos! Un suspiro de alivio y una oración susurrada de agradecimiento se me escapan cuando el tren de aterrizaje se retrae. ¡Lo hicimos! Estamos en el aire.

A medida que ascendemos, las densas nubes oscurecen la vista de abajo. La lluvia torrencial llega más fuerte y más rápido. De repente, el avión atraviesa las nubes negras dando paso a un sol cegador. Mi perspectiva del clima de abajo ha cambiado por completo. Todavía veo nubes, pero en este lado de la tormenta, son onduladas y blancas, ¡y el sol es una luz resplandeciente!

¿No es así con las circunstancias difíciles de nuestra vida?

Mientras estamos bajo una fuerte lluvia, es todo lo que sabemos o pensamos. Las dificultades invaden cada parte de nosotros y nos abruman con el desánimo y la desesperación hasta el punto que creemos que la tormenta nunca desaparecerá.

El coche se sigue averiando, la comida se está acabando demasiado pronto antes del próximo pago. El virus del estómago sigue circulando. No nos estamos conectando con nuestro adolescente. Lo que sea que esté sucediendo requiere todo nuestro enfoque y atención, oscureciendo nuestro estado de ánimo y afectando nuestras relaciones.

¡Nos hemos olvidado de que estamos sentadas con Él en los lugares celestiales!

Nos ha llamado de las tinieblas a la luz de su amor, muy por encima de la confusión. Podemos elevarnos por encima de las duras circunstancias de la vida al creer y saber que Él nos sostiene, nos toma con fuerza y ​​nos hace santas. Esta dificultad no le sorprende.

La vida es una tormenta y las fuertes lluvias vendrán una y otra vez. Espera con expectativa para ver lo que sucederá. No vaciles. ¡Aguanta y elévate!

Oh, Padre, mi corazón está pesado esta mañana con un peso que no puedo soportar. ¡En este mismo momento, elijo entregártelo a ti, mi fortaleza eres tú! Aunque esta es una tormenta furiosa, creo que la estás usando para santificarme, ¡y elijo elevarme y confiar en Ti! Ayúdame a ver tu bondad, tu luz y tu gloria, y recordar que ya estoy sentada contigo en los lugares celestiales, muy por encima de toda tormenta.