[Espíritu De Liderazgo] PrácticaMuestra

Manejo del fracaso

Después de Jericó, la siguiente ciudad en ser conquistada fue Ai. Josué envió exploradores para ver cómo era. Regresaron y dijeron: «Realmente no necesitamos a todo el ejército. Solo tiene que enviar dos o tres mil soldados. Esto será fácil. Si pudimos derribar a Jericó, esto va a ser pan comido».

Josué siguió su consejo y Ai derrotó a sus soldados. Fue una horrenda derrota militar. Fue trágico. Fue terrible. 

Josué sintió la responsabilidad de lo sucedido. Él cayó al suelo, primero se puso delante de Dios y clamó: «¿Qué está pasando?». 

La respuesta a la pregunta de Josué fue esta. Acán había sacado algo de Jericó y lo había puesto en su propia tienda. Debido a eso, el pueblo de Dios fue maldecido. Debido a que una persona había pecado al robar algo que había sido dedicado a Dios, el pueblo no estaba bajo la bendición de Dios, sino bajo su maldición. Cuando el ejército de Israel subió a Ai no tuvieron la ayuda de Dios y fueron derrotados. 

Inicialmente, Josué no sabía lo que había sucedido, por lo que cayó sobre su rostro. Ahora, ¿qué haces como líder cuando te caes rostro a tierra, cuando fracasas? Proverbios 24:16 dice: «Porque siete veces cae el justo, y vuelve a levantarse, pero los impíos caerán en el mal».

El diablo puede hacerte caer, pero no puede mantenerte abajo. Esta debería ser nuestra actitud cuando nos enfrentamos al fracaso. Como líder, habrá momentos en los que lo que intentes no funcione, en los que tengas contratiempos. A veces sientes que vas dos pasos adelante y uno atrás. La forma en que manejamos el fracaso es fundamental para nuestro éxito. El fracaso es un evento. No es una persona. Haber fallado no te hace un fracaso. 

¿Qué hacemos, como líderes, cuando las cosas no salen según lo planeado? Número uno, tomamos la responsabilidad como líderes. Número dos, hacemos preguntas difíciles. Josué aprendió de Dios lo que sucedió y actuó en consecuencia. Acán, para ser honesto, perdió la vida. Fue destruido. Se deshicieron de las cosas malditas. ¿Sabes lo que pasó después? Los israelitas tomaron Ai. Esta vez tenían un mejor plan. Lo derrotaron ruidosamente. Fallar una vez no significa que fallarás la próxima vez. Asume la responsabilidad, realiza correcciones y levántate e inténtalo de nuevo. El fracaso no tiene que ser una condición permanente.