Las Aves

Vuelan Juntas…

¿Si aun te estás preguntando, qué puedo aprender mirando una bandada de pájaros?

Job te dice: "Mira a las aves del cielo y ellas te lo mostrarán…"

Quiero decirte que, en el estado de Pensilvania a principios del invierno, los cielos se oscurecen literalmente por las grandes multitudes de gansos canadienses que hacen vuelo migratorio hacia el sur.

Los gansos vuelan juntos, nunca separados, porque un ganso sólo no podría cubrir tal distancia. Estas aves vuelan en una formación V. Cuando uno bate las alas, el movimiento hace que el aire de impulso a la que viene detrás. Es así como desde los gansos mas jóvenes, hasta los mas viejos logran llegar al destino. Juntos logran lo que nunca podrían individualmente.

Así como la golondrina halla nido en la casa de Dios, los gansos nos enseñan también a no dejarnos de congregarnos, como algunos tienen por costumbre…. (Hebreos 10:25)

Estas aves nos enseñan que debemos tener comunión los unos con los otros porque eso nos da el impulso para seguir hacia adelante en el Señor. De vez en cuando algún ganso puede salirse de la formación, pero pronto se queda sin fuerzas, pierde altitud y acaba nuevamente uniéndose al grupo.

Toda formación debe tener un líder de la bandada, él va adelante en la punta de la V y es quien marca el ritmo de los demás. Es quien enfrenta a los cambios climáticos, es el primero en sentir la lluvia en su cabeza, la nieve en los ojos y el hielo en las alas. Es quien hace que la formación se mantenga firme en cualquier situación. El éxito de llegar al destino se encuentra en la perseverancia de su líder.

Así mismo, toda iglesia tiene un líder de bandada. El pastor representa ese líder que marca la dirección del pueblo. Estos líderes, al igual que los gansos son quienes más son lastimados y debilitados por su esfuerzo. Pero antes que el líder de los gansos sucumba agotado, se abre un espacio atrás en la formación y éste se pasa a ese lugar más cómodo, mientras otro se pone a la cabeza; ocupando por un breve tiempo el lugar de mayor dificultad. Este apoyo mutuo es la clave para mantener formación. 

Qué hermoso es saber que aún cuando creas que puedes encontrarte al final de la formación, puedes ser tú quien tomes el lugar de aliviar la carga de tu líder, puedes ser tú quien puedas levantar sus brazos y puedes ser tú a quien Dios elija para delegarte algo de su arduo trabajo por aunque sea unas horas o unos días, mientras él recobra sus fuerzas.  

Pablo lo describió así: "Todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro…" (Efesios 4:16).

Entonces, no te conformes con quedarte en tu casa, vuela alto como las aves. Sin importar las inclemencias del tiempo emigra de las moradas de maldad a la casa de nuestro Dios, dejándote dirigir por tu líder. Sé un productor como los gansos y como la golondrina, coloca tu nido cerca del altar. Jamás podrás llegar a alcanzar sólo, lo que puedes alcanzar unido al cuerpo de Cristo.