No Le Des Al Enemigo Un Lugar en Tu MesaMuestra

La batalla por tu mente

Versículos bíblicos:

“Porque las armas de nuestra milicia no son carnales sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas. Destruimos los argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios; llevamos cautivo todo pensamiento a la obediencia de Cristo” (2 Corintios 10:4–5 RVA).

Devocional

Aquí hay una verdad. Fuiste creado en la imagen de Dios. Fuiste llamado para cosas grandes. Eres hijo de el Rey, y Dios quiere librarte de cualquier cosa que te pueda detener. Es tiempo de tomar en serio el declarar victoria sobre la batalla por tu mente.

Toma un momento para examinar seriamente y honestamente si le has dado al Diablo un lugar en tu mesa. Jesús ha preparado para ti una mesa en presencia de tus enemigos (ver Salmo 23:5). Las presiones de la vida te rodean, sin embargo, tu Dios todopoderoso te ha invitado a sentarte y cenar. La cena te pertenece a ti y a Dios solamente. Cuando permites que el Diablo se siente, comienza a devorar la vida abundante intencionada para ti y tú comienzas a caminar por el camino del pecado y de la muerte.

La muerte, en este sentido, es muerte espiritual—no una condenación eterna para creyentes, pero la destrucción de la relación cercana que fuiste creado para disfrutar profundamente con Dios. Nada puede separarte del amor de Dios (ver Romanos 8:38-39), sin embargo, los seguidores de Jesús pueden distanciarse de Dios si así lo deciden. Cuando hay pecado en tu vida, pierdes tu paz, eficacia, confianza y gozo. Definitivamente no vives el máximo potencial que Dios te ha dado. Para complicar aún más las cosas, tus pensamientos y sentimientos pueden combinarse con el pecado y la tentación, escalando a un patrón dañino donde el Enemigo utiliza tus propios sentimientos en tu contra (ver Santiago 1:13-15).

Vivimos en el campo de batalla. Somos marcados con la imagen de Dios y a la vez somos el blanco del Enemigo. Nuestro Enemigo odia a Dios y quiere destruir todo lo que lleva Su imagen. ¡Ten presente esto! Va a intentar desviarte por el camino de la destrucción poniendo en tu mente un pensamiento contrario a lo que Dios desea para tu vida, y dejándolo allí para que se pudra y te tiente.

A pesar de los esfuerzos malignos del Enemigo, no debes temer. Recuerda, “el que está en ustedes es mayor que el que está en el mundo” (1 Juan 4:4 RVA). Al mismo tiempo, no puedes caminar por esta vida siendo ingenuo. Tienes un Enemigo real. Una de las maneras principales en las que trabaja es a través de pensamientos no filtrados. Eso tiene que parar.

Tienes la victoria en Jesús. Jesús ha ganado la batalla sobre el pecado y ahora tú tienes acceso a esa victoria también. El pecado, la tentación y lo que piensas a diario no tienen que derrotarte. El poder de vivir libremente viene de tu relación con Cristo y su victoria. La batalla ha sido ganada por quien camina junto a nosotros en los valles oscuros y quien se sienta a la mesa junto a nosotros cuando estamos rodeados de problemas.

En Cristo eres una nueva creación. Eso es lo que sucede en nuestras vidas al relacionarnos con Jesús. La victoria inicia con sumergirnos en esta verdad. Ya no somos esclavos del pecado. Dios proveerá una salida. No tenemos que darle al Enemigo un lugar en nuestra mesa. Si eres tentado por el pecado, Dios es fiel y a través de su Santo Espíritu proveerá una salida—aún cuando eres rodeado por la tentación. La mejor manera de evitar el pecado es enfocarte en Cristo, no en el pecado.

Al vivir cerca de Jesús descubrirás que puedes confiar en Dios. Podrás mirar tu pasado y ver las veces que Él te rescató del peligro. Mantén tus ojos en Cristo.

Responde

¿De qué manera ha afectado el pecado tu relación con Dios, aún como creyente?

¿Has visto a Dios darte la victoria sobre el pecado y la tentación?

¿Qué puedes hacer para mantener tus ojos en Cristo al huir del pecado?