ABC de la ApologéticaMuestra

Autoridad

¿Quién tiene autoridad? Frecuentemente pensamos que la tenemos. Es común escuchar: “No creo que Dios envíe a nadie al infierno” o “Nunca adoraría a un Dios que no permitiera que las personas enamoradas se casarán”. En estos casos, el orador reclama autoridad en nombre de (o sobre) Dios. ¿Es esto legítimo? Para responder esta pregunta, primero necesitamos entender de que se trata la autoridad.

Considera dos definiciones de la palabra autoridad del diccionario conciso de Oxford: (1) “El poder o derecho de dar órdenes, tomar decisiones, y hacer cumplir la obediencia” y (2) “el poder de influenciar a otros, especialmente por la manera autoritaria de uno o el conocimiento reconocido de uno sobre algo”. Llamemos la primera definición autoridad “dura”, y llamemos a la segunda autoridad “suave”. Démosle un vistazo a cada una de ellas.

Autoridad dura es el poder de dar órdenes y hacer cumplir la obediencia. En el ejército, el general tiene autoridad estricta sobre el capitán. Si el capitán desobedece la órden directa del general, él o ella puede ser llevado a consejo de guerra y encarcelado. En la carretera, un oficial de policía tiene autoridad estricta para hacer cumplir el límite de velocidad y emitir sanciones por las violaciones. Estas son tres características de la autoridad dura:

1. La autoridad dura es extrínseca. Reside en la oficina en vez de en la persona. Puede que al policía fuera de servicio no se le permita emitir multas. Un capitán del ejército no está obligado a aceptar órdenes de un general retirado.

2. La autoridad dura es jerárquica. Ambas partes entienden que una tiene autoridad sobre la otra. “¡Porque yo dije!” es un argumento válido, no necesariamente atractivo cuando un general le da una orden a un capitán.

3. La autoridad dura demanda obediencia porque es punitiva. Tiene “dientes”; si te resistes, habrán consecuencias.

Autoridad suave, por otro lado, proviene del poder de la influencia. La gente lo posee porque otros respetan quienes son y lo que saben. Tras su retiro, el general del ejemplo anterior puede ofrecer consejo, pero no órdenes, a los militares. Un oficial de policía puede aconsejarte cómo proteger tu casa de los ladrones. Un doctor puede darte consejos cuando estás enfermo. La autoridad suave, entonces, tiene también tres características de identificación:

1. La autoridad suave es intrínseca. Reside dentro de la persona. Otros pueden ser sabios en seguirlas, pero no están obligados a hacerlo.

2. La autoridad suave es relacional. Una persona que obedece lo hace porque el consejo le parece sensato o porque él o ella confía la fuente.

3. La autoridad suave persuade la obediencia en vez de ordenar. Esno punitiva. Aquellos que se resisten pueden enfrentar consecuencias, pero no están rompiendo la ley.

Como veremos en los capítulos siguientes, el cristianismo se basa en la autoridad de Dios tal como se revela tanto en la naturaleza en general como específicamente en la Biblia. Seguir a Cristo te llevará a una vida de paz con Dios que no es contingente a las circunstancias. Y un día, de acuerdo a la Biblia, Jesús retornará como el “Rey de reyes y Señor de señores” (Rev. 19:16). En ese día, dictará sentencia, otorgará recompensas, y castigará el mal. La autoridad de Dios es a la vez dura y suave, extrínsecae intrínseca, obligatoriay persuasiva, jerárquica y relacional.