¡Buenas Noticias!Muestra

¡Buenas Noticias!

Cuando Jesús iba camino al calvario, iba cargando nuestros dolores y sufrimientos; nuestra oscuridad lo agobió, nuestros pecados lo castigaron. Él fue traspasado por nuestra rebelión, humillado y ultrajado por nuestra desobediencia; fue golpeado en nuestro lugar y azotado para favorecernos con sanidad y libertad.

Ninguno de nosotros es digno de su entrega porque ninguno de nosotros ha querido por su propia voluntad andar en los caminos del Señor; por el contrario, hemos decido rebelarnos ante Él y seguir nuestros propios pasos, alejados de sus mandamientos. Sin embargo, a pesar de nuestra desobediencia, de nuestros pecados, Jesús asumió cargar con nuestra culpa y pagar el sacrificio para salvarnos de la ira de Dios. Él mismo probó su ira haciéndose pecado por nosotros pecadores.

Sólo Jesús pudo sobrevivir a la justa ira de Dios, si Él no se hubiera entregado en nuestro lugar, nuestro final iba a ser la destrucción eterna pues no hay sacrificio alguno de parte nuestra que pueda alcanzar la perfección que demanda un Dios Santo, como lo es nuestro Padre. Jesús es la única ofrenda perfecta y agradable ante Dios para perdón de nuestros pecados, salvación y vida eterna; Él no pecó, es Santo, como Dios es Santo. Aunque murió como hombre, despojándose de su divinidad, murió en total perfección; venciendo la muerte y la destrucción a la que nosotros estábamos sentenciados.