Foto: Tel Aviv de noche con vista al mar Mediterráneo. © Denison Ministries

Encuentra tu llamado en Tel Aviv

En Ezequiel 3:15, el profeta declara: Así llegué a Tel Aviv, a orillas del río Quebar, adonde estaban los israelitas exiliados y, totalmente abatido, me quedé con ellos durante siete días.

Esta escena del exilio babilónico se convirtió en el título de una novela de Theodor Herzl en el 1902, La vieja tierra nueva, en la que describe su visión de un Estado judío en la tierra de Israel. Herzl, escritor judío vienés, se sintió llamado a trabajar en pos de esa visión después de sus encuentros con el antisemitismo en Europa.

Tel significa “colina”, una colina de civilizaciones creadas por el hombre construidas una encima de la otra. Aviv significa “primavera”. Los colonos judíos fundaron la ciudad israelí de Tel Aviv en 1909. Un año después, la ciudad recibió el nombre de Tel Aviv para expresar solidaridad con la visión de Herzl y simbolizar la renovación del pueblo judío.

Tel Aviv fue, en muchos sentidos, un primer paso hacia un nuevo comienzo.

Fue el primer lugar al que Ezequiel fue guiado para comenzar su ministerio de avivamiento y renovación entre el pueblo judío, y a menudo es uno de los primeros lugares a los que la gente va cuando visita Tierra Santa. Cuando nuestro ministerio dirige grupos a través de Israel generalmente pasamos nuestra primera noche en Tel Aviv, y es importante notar el simbolismo.

¿Cuál es tu llamado?

Esperamos que esta temporada de Cuaresma sea un tiempo de renovación y crecimiento en tu caminar con Dios. También oramos para que el Señor use este tiempo para equiparte, como lo hizo con Ezequiel, para hablar su verdad a nuestra cultura y llamarlos a regresar a la rectitud.

Mientras estemos caminando por Tierra Santa durante las próximas semanas, recuerda que el llamado del profeta también es el nuestro, pídele a Dios que te ayude a crecer en Él cada día más.

Ya sea que esa oración marque un nuevo comienzo en tu caminar con el Señor o solo sirva como recordatorio del compromiso que ya has hecho, confía en que el mismo Espíritu que empoderó a Ezequiel está listo para empoderarte a ti también.

Solo tenemos que estar dispuestos a ser usados por Dios.

¿Harás ese compromiso hoy?