El amor lo hace. Experimenta una vida de amor en acciónMuestra

Estoy contigo

Cuando estaba en la escuela secundaria, conocí a un chico llamado Randy. Escuché que Randy era cristiano y trabajaba con un grupo llamado Young Life. Randy nunca me ofreció llevarme en su motocicleta, pero trató de involucrarme en conversaciones sobre Jesús. Lo mantuve a distancia, pero eso no pareció enfriar su interés en descubrir quién era yo y qué hacía.

Randy alimentó mi alma con palabras de verdad y perspectiva. “Bob, puedes hacer esto si quieres. Tienes lo necesario para lograrlo. De cualquier manera, estoy contigo”. Sus palabras me dieron un gran consuelo.

Lo que aprendí de Randy cambió permanentemente mi visión sobre lo que significaba tener una amistad con Jesús. Aprendí que la fe no se trata de saber todo lo correcto ni de obedecer una lista de reglas. Es algo más, algo más costoso porque implica estar presente y hacer un sacrificio. Quizás por eso a Jesús a veces se le llama Emanuel: “Dios con nosotros”. Creo que eso es lo que Dios tenía en mente, que Jesús estuviera presente, que sencillamente estuviera con nosotros. También es lo que Él tiene en mente para nosotros cuando se trata de otras personas.

El mundo puede hacerte pensar que el amor se puede conseguir en una venta de garaje o envolverlo en una tarjeta Hallmark. Pero el tipo de amor que Dios creó y demostró es costoso porque implica sacrificio y presencia. Es un amor que funciona más como un lenguaje de señas que como si se hablara directamente. Lo que aprendí de Randy sobre el tipo de amor que Jesús ofrece es que se trata más de presencia que de emprender un proyecto. Es un tipo de amor que no se limita a pensar en las cosas buenas, a estar de acuerdo con ellas o a hablar de ellas. Lo que aprendí de Randy confirmó la sencilla verdad que sigue tejiéndose en el lienzo de toda gran historia:

El amor lo hace.