Hagamos lo que Jesús hizoMuestra

No tengas miedo, confía en Jesús como él confió en su Padre

No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí.

No sé cuántas veces me he repetido este versículo a mí mismo. Cuando he estado preocupado, cuando he estado agobiado, cuando me siento abrumado, me digo estas palabras a mí mismo: «No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí».

Quizá he dicho estas palabras más que ningún otro versículo de la Biblia. Ha sido una fuente de confort y paz infinitos.

Al ordenarnos que no permitamos que nuestros corazones se turben, Jesús asume que la preocupación es una elección. Podemos dejar que nuestros corazones se turben, podemos dar paso a la preocupación y al miedo. O podemos optar por confiar en nuestro Dios.

Escogemos el miedo y la preocupación o elegimos la fe y la paz. Jesús mira profundamente a tus ojos y habla a tu alma: «No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí».

• Cuando tengas miedo por la seguridad de tu hijo, escucha a Jesús decirte: «No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí».


• Cuando estés preocupado por tus finanzas, escucha a Jesús decirte: «No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí».


• Cuando hayas fallado espiritualmente y te sientas culpable, escucha a Jesús decirte: «No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí».


• Cuando estés sin trabajo y te sientas abrumado por el miedo y el fracaso, escucha a Jesús decirte: «No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí».


• Cuando estés enfermo con preocupación sobre las elecciones de tus adolescentes, escucha a Jesús decirte: «No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí».


• Cuando temes que nunca encontrarás tu pareja perfecta, escucha a Jesús decirte: «No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí».


• Cuando escuches al doctor decir, «es cáncer» escucha a Jesús decirte: «No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí».


• Cuando pienses sobre tu propia muerte, escucha a Jesús decirte: «No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí».

En cualquier preocupación, temor o carga, estas son palabras que debemos saber, memorizar o clamar. Estas son palabras que nos levantan.