[Serie Dichosos los que sufren] Recuperación del duelo y nueva vida Muestra

El camino…

Habiendo dejado el dolor, la culpa, el enojo, el temor y la soledad atrás, y habiéndonos levantado a una nueva vida de esperanza, es posible que nos enfrentemos a la incertidumbre del nuevo camino que tenemos por delante. Dejamos de mirar atrás, pero quizás, el temor o la incertidumbre del futuro y de lo que nos espera invade nuestros pensamientos. 

Esto es lo que vivieron los discípulos de Jesús al saber que Jesús iba a dejarles. Jesús conocía los pensamientos que pasaban por sus mentes e inmediatamente les dio el antídoto necesario: «Crean en Dios y crean también en mí» (versículo 1 DHH). Jesús nos pide absoluta confianza. 

Si hemos entendido su amor expresado en el acto más sublime de entrega y sacrificio, y si hemos recibido la esperanza de comenzar una nueva vida junto a Cristo; entonces, tenemos la certeza de saber que podemos confiar en su amor y en la esperanza de su compañía. Estamos en Cristo. El pasado, el presente y el futuro están en sus manos. 

Jesús continúa la conversación diciendo que iba a dejar a sus discípulos porque iba a prepararles un lugar y que ellos sabían el camino que llevaba a donde él iba. Tomás, perplejo al oír las palabras del Maestro pregunta: «Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo vamos a saber el camino?» (versículo 5 DHH).

Reflexiona: ¿Te encuentras haciéndote la misma pregunta? ¿Te preguntas cuál es tu camino a seguir en esta nueva vida?

Palabra de consuelo del día: Jesús tiene la respuesta a tu pregunta: «—Yo soy el camino, la verdad y la vida. Solamente por mí se puede llegar al Padre. Si ustedes me conocen a mí, también conocerán a mi Padre; y ya lo conocen desde ahora, pues lo han estado viendo» (versículos 6–7 DHH). 

El camino que tienes por delante se encuentra en la persona de Jesús. Tu futuro es Jesús, el aire que respiras es Jesús. La verdad y la respuesta a cada pregunta, el impulso y la esperanza de cada segundo que vivirás sobre la faz de la tierra es Jesús. Él es la vida, el te dio vida y vida en abundancia. 

Tu mirada y tu enfoque diario tienen que estar puestos en Jesús, el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Él es el resplandor glorioso de Dios, la imagen misma de lo que Dios es y el que sostiene todas las cosas con su palabra poderosa. Después de limpiarnos de nuestros pecados, se ha sentado en el cielo, a la derecha del trono de Dios. 

Hoy te animo a que pongas tu enfoque y tu mirada en Jesús. Tu futuro está en sus manos, confía y espera en su presencia. A su tiempo, te mostrará el camino a seguir.