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El Credo de los Apóstoles: SalvaciónMuestra

El Credo de los Apóstoles: Salvación

DÍA 14 DE 14

Nuevos Cielos y Nueva Tierra: Apocalípsis 21:1-5


La Escritura muchas veces habla del lugar donde viviremos eternamente como los nuevos cielos y la nueva tierra. Encontramos este lenguaje en Isaías 65:17 y 66:22, 2 de Pedro 3:13, y Apocalipsis 21:1.  Esta recreación de los cielos y la tierra lleva la historia general de la Biblia a su realización completa. La historia comienza en Génesis 1:1 cuando Dios creó los cielos y la tierra. Pero después fue corrompida por la caída de la humanidad en pecado, haciéndola inhabitable para Dios. 


El resto de la Biblia nos cuenta la historia de cómo tanto la humanidad y la creación están siendo redimidas. Y una vez que Jesús regrese, el resultado final será que los cielos y la tierra serán redimidos y renovados, para que Dios finalmente more sobre la tierra con su pueblo resucitado. 


Esta es la meta que Jesús tenía en mente en Mateo 6:9-10, cuando nos enseñó a orar estas palabras:


Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. 

(Mateo 6:9-10)

La meta fue siempre que el reino de Dios fuera completamente manifestado tanto en los cielos, donde los ángeles y las almas de los santos que han partido viven, así como también en la tierra, donde nosotros vivimos. Este es el por qué Jesús nos enseñó la petición de que Dios trajera su reino sobre la tierra, y para que su voluntad sea obedecida en la tierra completamente como lo es en el cielo.


A pesar de que la Escritura no habla muchas veces de esta nueva creación, cuando lo hace deja en claro que el destino final de los seres humanos redimidos no estará en los cielos, sino en la tierra renovada. En Isaías 65:17-19, aprendemos que el pueblo de Dios morará en la renovada ciudad santa de Jerusalén. Y en Apocalipsis 21:2, encontramos que esta nueva Jerusalén existirá en la nueva tierra. Consideremos lo que Juan escribió en Apocalipsis 21:1- 5:


Vi un cielo nuevo y una tierra nueva… vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios… Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios… Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. (Apocalipsis 21:1-5)


Aquí vemos que Dios está preparando la nueva Jerusalén en el cielo. Y cuando la nueva tierra este lista, él traerá la nueva Jerusalén a la tierra como su morada santa entre su pueblo, quienes también habitarán la tierra nueva. Si el plan de Dios fuera simplemente llevarnos al cielo por la eternidad, entonces no habría necesidad de una tierra nueva. Pero como leemos aquí, Dios está haciendo todo nuevo, incluyendo el mundo mismo como nuestro eterno hogar.


El padre de la iglesia primitiva Agustín, el famoso obispo de Hipona quién vivió del año 354 al 430 DC., escribió acerca de la nueva tierra de esta forma en su famosa obra La Ciudad de Dios, libro 20, capítulo 16:


Para que el mundo; renovado y mejorado, se acomode concordemente a los hombres renovados y también mejorados en la carne.

                                                                                                                             Agustín



  


Haga clic aquí para ver El Credo de los Apóstoles: Salvación, lección seis en la serie El Credo de los Apóstoles.


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Día 13

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