La evidente manifestación de Cristo, Parte 3Muestra

Cristo soluciona el problema estructural del ser humano

Jesús manifiesta que ya se identificó con nosotros, está enterado de cómo vivimos, lleva treinta años viendo el dolor humano, de ver la tragedia de la caída y separación… pero yo vengo, a dar buenas nuevas a los pobres, ¿cuál es la buena nueva a los pobres? Que el sistema que trae la pobreza a la Tierra que se llama «el mundo», que solamente da privilegios a algunos para que dominen a los otros, Cristo viene a romperlo, para que todo aquel que en Él cree, en su diseño, tenga fe que fue escogido para financiar el proyecto de Dios en la Tierra y no viva con escasez, sino que tenga hasta que sobre y abunde. 

El Señor dice: Soy la solución a la avaricia, codicia, la pobreza porque en mi reino no falta nada. A quien tiene amor por el dinero le pongo una nueva naturaleza para que deje eso y gobierne. Él dignifica transformando desde el fondo una nueva naturaleza, que nace para reinar en vida con Cristo. Él soluciona el problema estructural del ser humano. 

El Señor continúa diciendo en Lucas: Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; quiere decir que todo el daño que el sistema diabólico te hizo con el rechazo, por cuántas personas se burlaron de ti, todo eso que sufriste y la escasez, queda en un lado al meter mi naturaleza y conectarte a la mente de mi Hijo que es la de Cristo. Vas a ser luz en medio de las tinieblas, serás salud en la enfermedad, sanidad en el dolor, porque yo soy en ti el que hace esto. 

Imagínese, ¿qué pudiera hacer un creyente inmaduro, carnal y mundano en su mente, que tuviera la capacidad de convertir el agua en vino? ¿Cree que vamos a ver cosas que Él hizo y mayores? Claro, no tengo la menor duda de que eso sucederá, porque está escrito. Tampoco tengo la menor duda que el Señor empezará a limpiar los corazones e intenciones de las personas. Cuando decimos que haremos lo mismo que Él, ¿por dónde crees que empieza? Por el corazón. 

Imagínese a una persona carnal, que da «limosnas» al Señor, con la habilidad de convertir el agua en vino, haría un negocio de licores, convertiría baldes de agua en vino. Esto lo hizo el Señor, pero ¿dónde estaba su corazón? ¿En el negocio? No, su corazón estaba en proveer para la dignidad. La mayor dignidad que un ser humano puede recibir no es que no vayamos a equivocarnos, sino que nos quitó la fuente de la indignidad, Él arrancó eso que nos hacía pasar vergüenza.