Fragmentos del cieloMuestra

Fragmentos del cielo

Quiero postrarme, por siempre adorarte

Y derramar mi ser.

Quiero postrarme, por siempre adorarte,

Jesús, Jesús, Jesús.

La adoración al Padre debe ser natural y un deleite, pero no lo entendemos, o quizás sí, a nuestra manera, es decir, mal aprendido y equivocado, puesto que malinterpretamos la Palabra o simplemente no la escudriñamos. Un profesor universitario me dijo que el verdadero lector ama meditar en su libro favorito y me preguntó cuál era el mío y si cada vez que lo leía sentía pasión con cada párrafo, verso y frase. Pensé aquello y me sorprendí por la manera en la que mi maestro se deleitaba al leer, pues pensaba que cada vez que abordamos un mismo texto encontramos nuevos secretos, misterios, enseñanzas y retos. ¡¿Cuánto más debería ser con la Biblia?! Si como hijos del Padre ni nos apasionamos ni dedicamos el tiempo suficiente a leerla y crecer en la edificación que trae, ¿en qué estamos? La Escritura dice que la meditemos día y noche para que se haga realidad en nosotros y crezcamos en el conocimiento de Cristo. Es importante amar, meditar, estudiar, escudriñar y apasionarse por ella para ser guiados por la sabiduría de Dios a través de su amado Hijo y con la dirección del Espíritu Santo. Ahora...

¿Qué es adoración?

• Nuestro testimonio.


• La manera en la que manifestamos con amor, temor y cariño profundo al Cristo resucitado.


• Comunión íntima con el Padre. 


• Postrarnos plenamente ante Dios no solo físicamente, sino de corazón; humillarnos ante Él. 


• Agradar a Dios con nuestra vida, ser un grato perfume a sus pies y darle la gloria y honra.

El primer lugar en el que manifestamos adoración por medio de nuestro testimonio es en casa, pero tristemente estamos adorando al Padre hipócritamente: lloramos, gritamos, cantamos y danzamos en su presencia, pero diariamente actuamos erróneamente y cuando se nos presenta una circunstancia difícil, somos gobernados por el alma: emocionalismo. Equivocadamente creemos que patalear y arrebatar nuestras bendiciones es alabar al Señor, pero la adoración es de espíritu a Espíritu; Dios es Santo Espíritu y necesita hijos que lo amen en espíritu y verdad.