Su Gran Sacrificio, Nuestra Gran ComisiónMuestra

Extracto: ...Y yo me senté allí por Hazel Hoskins

Conducíamos de Zagreb a Sarajevo apretados en el viejo Opel Kadett del pastor Félix, caliente y pegajoso por el sol croata. Sin embargo, nuestra incomodidad era intrascendente en comparación con el horror que se desarrollaba ante nuestros ojos...



Cada vuelta del camino traía nuevas escenas que retrataban las secuelas de la guerra. Casi ningún pueblo había escapado a los bombardeos o al fuego de mortero. Los edificios que aún estaban en pie estaban completamente abandonados. Las viviendas habían sido saqueadas hasta el punto de que parecían esqueletos. Todas las paredes que aún estaban en pie estaban salpicadas de agujeros de bala. Nos recordó devastadoramente a aquellos que habían muerto aquí.



Nos dirigimos hacia la zona montañosa donde nos detendríamos para almorzar. El paisaje cambió drásticamente, de la destrucción total a una belleza impresionante; cascadas, lagos cristalinos con un tono turquesa, pinos imponentes y abedules plateados... un verdadero Jardín del Edén.



Dios, creaste un mundo tan hermoso. Entonces el pecado levantó su fea cabeza con su maldad y codicia. El hombre destruyó tu mundo perfecto.