Adicto A Estar Ocupado: Recuperación Para El Alma AceleradaMuestra

Manejo de Impresiones

“El ajetreo sirve como una especie de seguridad existencial, una protección contra el vacío”, un autor (Tim Kreider) escribió. “Obviamente tu vida no puede ser tonta, trivial o sin sentido si estás tan atareado, completamente ocupado, en tensión cada hora del día”.

Compramos más casas de las que nos podemos permitir, elevamos las historias de vacaciones a proporciones épicas, orgullosamente promocionamos nuestras apretadas agendas, y nos rehusamos a dejar que otros nos vean descansar. Oh, las cosas que hacemos en nombre del manejo de impresiones. Todos deseamos ser importantes. Todos queremos que nuestras pequeñas vidas cuenten. Y, sin embargo, lo estamos haciendo de forma totalmente equivocada. Todas las poses, posturas y actuaciones pueden ayudarte a alcanzar la cuota, ganar el premio y ser el tipo que salva el día. Pero, ¿en términos de fomentar el asunto de la justicia? Ni siquiera te llevará al primer paso.

Jesús dijo que toda nuestra jactancia puede conseguirnos algunas cosas, pero no nos dará lo único que realmente buscamos, que es el amor de nuestro Padre que nos llena el alma, el sentido de que somos aceptables tal como somos. “Porque nada de lo que hay en el mundo—los malos deseos de la carne, la codicia de los ojos y la arrogancia de la vida—, proviene del Padre, sino del mundo” (1 de Juan 2:16 NVI).

En el evangelio de Mateo, se nos dice que no seamos como los hipócritas, quienes aman orar para ser vistos por la gente, a los que les encanta alardear de su espiritualidad y su superioridad, que adoran dedicarse a intentar impresionar. No, en cambio, Jesús dice que debemos trabajar en nuestro interior, enfocando nuestras energías en desarrollar cualidades como un espíritu apacible, que, según 1 de Pedro 3:4, “tiene mucho valor delante de Dios” (NVI).

Un espíritu apacible—algo que los humanos no podemos cultivar sobre la marcha—.

En el camino, mi familia y yo en cierto modo institucionalizamos la práctica de dejar de lado el manejo de impresiones y, en su lugar, trabajar por un espíritu tranquilo y agradable. Una vez a la semana, nos escondíamos un día entero sin nada en la agenda y sin nadie a quien impresionar.