Libre de temores Muestra

Y ahora, ¿qué?

Podemos recordar aquel momento tan especial en la vida del Señor que se narra en Juan 14. Varias veces había anunciado a los discípulos con toda claridad que era necesario ir a Jerusalén, y lo que implicaba ir: ser arrestado, padecer en manos de los líderes religiosos y morir. Obviamente, esto llenó de profunda tristeza a los discípulos. Tanta que, al parecer, les impidió escuchar la última frase de aquellos anuncios, que era «y resucitar al tercer día». 

Algunas respuestas los confundían: «Le dijo Simón Pedro: Señor, ¿a dónde vas? Jesús le respondió: A donde Yo voy no me puedes seguir ahora; mas me seguirás después». Les dijo que el mundo no lo vería más. Ahora imagínate la sensación de los discípulos. Desde que el Señor los llamó sus vidas habían cambiado radicalmente. El pescador, el cobrador de impuestos, dejaron todo y comenzaron a vivir siguiendo la voluntad de Dios, la voluntad de su Maestro. Si el Señor decía: «Vamos a Betania», iban todos a Betania; si decía: «A Galilea», todos a Galilea; así fue. Y de pronto el Señor les dijo: «Dentro de poquito ya no me váis a ver más». 

¡Qué sensación de tristeza y vacío! Fíjate que el Señor, en un momento en este discurso, les dice: «No os dejaré huérfanos», porque eso era, precisamente lo que ellos sentían. Después de tres años juntos, se miraban uno al otro diciendo: «¿Y ahora qué hacemos? ¿Y ahora qué?» 

Esta preciosa escena bíblica en Juan 14, en un sentido, es un poco como el camino de la vida, que no es una larga recta de una perfecta autopista como las que conocemos en Buenos Aires. ¡No! El camino de la vida está lleno de curvas. A mí me encanta conducir por la montaña. De hecho he recorrido muchas veces el famoso caracol yendo para Chile. Pero la verdad es que, cuando uno llega a una curva, siempre hay un cartel que dice: «Precaución, cuidado, velocidad máxima 40». ¿Por qué? 

Porque cuando sales de la curva, de repente, cambia todo el espectáculo y no sabes con qué te vas a encontrar. Así es la vida. Por eso muchas veces nos preguntamos, ¿qué hay detrás de la próxima curva?