Confiando en Dios a Pesar del SufrimientoSample

[IMAGE CONTENT] Leer: Romanos 8:18–39 DEVOCIONAL: Romanos 8:38–39 Porque estoy convencido de que ni la muerte, ni la vida, ni los ángeles, ni los gobernantes celestiales, ni lo presente, ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto, ni lo profundo, ni cosa alguna en la creación podrá separarnos del amor de Dios en Cristo Jesús Señor nuestro. El lamento, como hemos aprendido, es una práctica. Es un medio de expresar nuestros corazones a Dios en tiempos de dolor y pérdida. A menudo, estas temporadas pueden parecer tan largas, tan oscuras o tan pesadas que sentimos que nunca lo lograremos. Las palabras de Pablo en Romanos nos recuerdan que nada, absolutamente nada, puede separarnos del amor de Dios. Independientemente de cómo nos sintamos, Su amor nunca cambia. Él nunca cambia. Y cuando nuestras circunstancias son impredecibles, cuando nos sentimos tan perdidas en la desesperación, Él nunca cambia y Su amor por nosotras nunca falla. La práctica del lamento incluye expresar nuestra confianza en Dios. Podemos expresar esta confianza simplemente repitiendo las Escrituras mientras nos aferramos a lo que es verdad, en lugar de lo que sentimos. Romanos 8:38–39 registra la propia declaración de fe de Pablo. Comparte con sus lectores que está convencido de que nada puede separarlo del amor de Dios en Cristo Jesús. En el momento en que Pablo escribió la carta a los Romanos, había experimentado muchas dificultades por causa de Cristo. No solo eso, sino que el mismo Pablo había perseguido a los cristianos. Fue testigo de primera mano de la confianza de Esteban en Cristo, incluso en la muerte (Hechos 7:54–8:1). Él personalmente experimentó persecución por parte de las autoridades gobernantes (Hechos 9:23–25), conflicto dentro de la iglesia (Hechos 15) y encarcelamiento (Hechos 16:16–40). Cuando recordamos las experiencias de Pablo, podemos ver cuán cierto es su reclamo en los versículos 38–39. Nada, ni una sola cosa que él, ni nadie más, había experimentado podía separarlo del amor de Dios. Temporadas de dolor van y vienen a lo largo de nuestras vidas. Cuando nos armamos con la verdad, podemos proclamar nuestra confianza en Dios mientras nos lamentamos en estos tiempos difíciles. Sin confianza, nuestro lamento es desesperado. Sin creer que nuestro Dios está por nosotros, el dolor puede ser debilitante. Pero cuando estamos convencidas de que nada puede separarnos de Su amor, nuestro lamento se convierte en alabanza. Nuestras declaraciones de confianza dan gloria a Dios sin importar cuán oscuras o desesperadas sean nuestras circunstancias.