Dios Con NosotrosMuestra

Dios con nosotrosen el desierto

Desierto.

Piensa en esa palabra un poco. Quizás piensas en el verbo. Desertar es abandonar o dejar a una persona o una causa, especialmente en un momento crucial cuando se te necesita. Quizás te sientes abandonado. Quizás piensas en el sustantivo: un lugar con sol abrasador, paisajes desolados y escasos cactus llenos de espinas agudas. Quizás has estado en algunos desiertos en tu vida.

Muchas de las historias bíblicas han sido escritas o vividas en lugares similares a un desierto. Piensa en eso por un momento. La Palabra de Dios que restaura la Tierra, sana el corazón y es agua fresca espiritualmente nutritiva nació, en su mayoría, en el desierto. ¡Por favor!

¿Has experimentado tiempos de sequía en tu fe, tus finanzas, tu matrimonio, tu familia, tu trabajo? Quizás sientas que es más que un tiempo. Quizás sientes que vives en una región seca. Quizás te sientes desértico. Ten ánimo. Nuestro Dios es el Dios que habla Palabra de vida desde el desierto.

¿Necesitas más pruebas? ¿Dónde fueron los israelitas liberados de la cautividad? En el desierto. ¿Dónde estuvo Moisés cuando Dios, en una zarza ardiente, lo llamó para guiar a Su pueblo fuera de Egipto? Esa tierra santa era tierra seca. ¿Dónde aprendió la gene a confiar en Dios por comida, agua, y dirección? En el desierto. ¿Dónde estaba Elías cuando Dios le envió aves para alimentarlo? Lo adivinaste. ¿Dónde buscó David a Dios con todas sus fuerzas? En una tierra seca y cansada. ¿Dónde estaba Jesús justo antes de anunciar Su ministerio en al tierra? En el desierto.

¿Abandona Dios a Su pueblo en momentos cruciales cuando más lo necesitan? Bueno eso depende si estás hablando del verbo o del sustantivo. Si es del verbo, no, Dios nunca nos dejará. Él es claro en ese punto. Si es del sustantivo, sí, Dios permite a Su pueblo experimentar épocas de sequía. El desierto muestra a Dios como un entrenador, no un traidor; un entrenador compasivo, no un asesino ausente. El desierto nos enseña a sobrevivir sin lluvia conectándonos con el creador de la lluvia. Él está ahí con nosotros, alentándonos con poder, enseñándonos a cavar pozos profundos en Él, a confiar en el agua de la que Jesús habla, que no nos deja con sed otra vez.

¿Estás cansado, agotado, seco? ¿Dónde estás buscando sustento, confort y amor? ¿Qué puede enseñarte el desierto?

Ora:Dios, perdóname por pensar que me abandonaste. Enséñame a confiar en Ti en mi necesidad más profunda. Gracias por estar conmigo en el desierto.