¿Por qué soy tan privilegiado?

La historia de la Navidad es una buena noticia si alguna vez te has sentido insignificante, incompetente o ignorado. ¿Por qué? Porque ese tipo de personas son los personajes principales de la historia de Navidad.

Por un momento, olvida todo lo que sabes sobre la historia de la Navidad. ¿Listo? Bien, imagina que te enteras de que Dios estaba a punto de venir a la tierra y sabías que nacería en una familia humana. ¿Qué tipo de personas elegiría Dios como sus padres?

Tal vez una poderosa familia religiosa, ¿verdad? Si no son ellos, probablemente una pareja casada con recursos, habilidades especiales y un currículum saturado de logros espirituales.

Pero recuerda, la historia de Navidad está llena de sorpresas. Así que Dios no elige a una pareja casada, rica y poderosa. En cambio, elige a una de las últimas personas que imaginarías.

María era joven, soltera y vivía en un pequeño pueblo. No tenía posición de poder ni influencias. Ella era normal pero Dios la escogió para hacer algo extraordinario.

Un mensajero de Dios le dice a María que está embarazada del Salvador prometido aunque es virgen. Hoy leeremos cómo responde María al descubrir su sorprendente papel en la historia de Dios. Para María, la noticia es una señal de que Dios ve y se preocupa por personas como ella. Y que este Salvador elevaría a las personas que el mundo considera insignificantes.

La historia de Navidad rechaza la idea de que se necesita riqueza, influencia o una plataforma para marcar la diferencia. Las personas insignificantes, ordinarias y no calificadas son importantes para Dios. Así que elige asociarse con ellos para mostrarle al mundo que se preocupa por todos.

La próxima vez que te sientas insignificante o incompetente, recuerda la historia de Navidad. Es un poderoso recordatorio de que nuestro valor proviene de Dios, quién nos ve, nos ama y quiere asociarse con nosotros para invitar a otros a la familia de Dios.

Ora: Amado Dios, estoy muy agradecido por tu amor. Ayúdame a basar mi autoestima en tu profundo amor, no en la opinión de nadie más. Por favor, guíame hacia personas heridas que puedan sentirse insignificantes para que pueda brindarles la misma importancia que me has dado. En el nombre de Jesús, amén.