Logo de YouVersion
Ícono Búsqueda

Información del Plan

Él No Te Ha OlvidadoMuestra

Él No Te Ha Olvidado

DÍA 4 DE 4

Querido amig@, algo que he aprendido en los últimos tiempos es que nuestro Padre Celestial no nos pide nada a nosotros sus hijos, que no haya sido primero modelado por Su Hijo Jesucristo.

Verás, Cristo es nuestro ejemplo en todas las cosas concernientes a la vida, y esta baja condición, es decir el sufrimiento o desolación de nuestra vida, no es una excepción. Nuestro Señor Jesucristo fue tocado por los sentimientos de nuestras enfermedades. Y hasta Él enfrentó tal hora de profunda prueba.

Él le dijo a Andrés y a Felipe: “Ahora está turbada mi alma” (Juan 12:27). Cuando Jesús dijo esto, estaba enfrentando la cruz, sabiendo que su hora de muerte estaba cerca. La palabra griega para "turbado" aquí significa agitado o perturbado. Jesús estaba enfrentando la prueba más intensa de su vida. De hecho, era tan profunda y oscura que, después, Él clamaría: “Dios, ¿por qué me has abandonado?”.

La pregunta es, ¿cuál puede ser el propósito de Dios en nuestras horas más horribles? El mismo Pablo nos revela el propósito en 2 Corintios 1:3-7.

¿Puedes ver el propósito de Dios en esta porción bíblica? En medio de nuestras aflicciones, el Espíritu nos consuela. Y, a su vez, somos capaces de llevar consuelo a otros que sufren profundas aflicciones. Esta es la obra del Espíritu: llevar consuelo a su pueblo a través de las voces que fueron probadas. Por lo tanto, podemos saber que mientras nuestro propio sufrimiento empeora, el consuelo del Señor es aún mayor dentro de nosotros.

Al final, el mismo Pablo pudo decir: “Firme es la esperanza que tenemos en cuanto a ustedes, porque sabemos que, así como participan de nuestros sufrimientos, así también participan de nuestro consuelo” (v. 7).

Volviendo a Asaf, nos preguntamos, ¿qué le molestaba tanto a Asaf que ni siquiera podía dormir? El testimonio de Asaf era: “Clamo al Señor, oro a través de la noche, y yo sé que él me escucha".

Pero ahora, mientras un espíritu de desesperación vino sobre Asaf, él se sentía agobiado. Él escribe: “Me acordaba de Dios, me conmovía; me quejaba y desmayaba mi espíritu” (Salmo 77:3).

Asaf entonces recordó sus pruebas pasadas, otros tiempos cuando fue liberado. Él dice que él: “Consideraba los días desde el principio, los años pasados. Me acordaba de mis cánticos de noche…” (Salmo 77:5-6).

Este fiel siervo trató de recordar cómo Dios había contestado sus oraciones y cómo después él había cantado gozosamente acerca de las victorias de la fe.

Entonces, lo que tú debes hacer, querido amig@, cuando estés pasando por esos días agobiantes, es no hacer nada; pues no se trata de hacer, sino de recordar, tal como te lo estoy diciendo, no se trata de algo que tengas que... Sino de, resistir confiado y esperar a que el día malo pase (Efesios 6:1-18)

Entretanto, puedes recordar cómo ha obrado Dios en tu vida en los días pasados. Porque para resistir en el Señor hay que recordar sus misericordias y bondades pasadas, hay que ir a la palabra, confiando en que el mismo Dios que actuó ayer, actuará hoy.

Las Escrituras demuestran que David, Asaf, Job y otros santos del Antiguo Testamento salieron de sus tiempos oscuros recordando la fidelidad de Dios a generaciones pasadas.

David escribió que cada vez que su corazón estaba desolado, “Me acordé de los días antiguos; meditaba en todas tus obras; reflexionaba en las obras de tus manos” (Salmo 143:5).

Asaf hizo lo mismo: “Me acordaré de las obras de Jah; sí, haré yo memoria de tus maravillas antiguas” (Salmo 77:11).

De igual manera, hoy, los hijos e hijas de Dios somos llamados a recordar las liberaciones pasadas de Dios. Sabemos que el Espíritu Santo mora en nuestro interior y nos consuela, pero también nos ayuda a recordar la fidelidad y la bondad de Dios obrando en nuestro pasado.

Lo que indica que el Espíritu Santo también nos dará, en su debido momento, un entendimiento del propósito detrás de nuestras pruebas más complejas en nuestro peregrinaje de fe.

Querido amig@, me pido por el momento con esta palabra de ánimo del Salmista: “Porque tú, Dios, nos probaste; nos purificaste como se purifica la plata. Nos metiste en la red; pusiste sobre nuestros lomos pesada carga. Hiciste cabalgar hombres sobre nuestra cabeza. Pasamos por el fuego y por el agua, pero nos sacaste a la abundancia! Más ciertamente me escuchó Dios; atendió a la voz de mi súplica. ¡Bendito sea Dios, que no echó de sí mi oración ni de mí su misericordia!” (Salmo 66:10-12, 19-20).

Con amor en cristo,

Pr. Juan Carlos Calle y equipo Conectar Global

Si quieres conocer más sobre nuestros recursos sin costo disponibles para ti Haz clic aquí.



Día 3

Acerca de este Plan

Él No Te Ha Olvidado

¿Has conocido alguna vez la depresión? ¿Alguna vez has estado tan preocupado y perplejo que has pasado noches sin dormir? ¿Tuviste tiempos cuando estabas tan bajo y molesto que nadie te podía consolar hasta el punto que ...

More

Nos gustaría agradecer a Conociendo a Dios por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://conectar.conociendoadios.net/

YouVersion utiliza cookies para personalizar su experiencia. Al usar nuestro sitio web, acepta nuestro uso de cookies como se describe en nuestra Política de privacidad