Él No Te Ha OlvidadoMuestra

Leemos del Salmo 40:1-2: "Puse en el Señor toda mi esperanza; él se inclinó hacia mí y escuchó mi clamor. Me sacó de la fosa fatal, del lodo y del pantano; puso mis pies sobre una roca, y me plantó en terreno firme".

Muy seguramente el mismo Asaf recibió de manos del rey David la letra del Salmo 40. Como director nacional de adoración en los atrios del gran templo, el mismo Asaf ministró estas mismas verdades arreglándolas y declarándolas con tonadas de liberación y adoración para todo el pueblo de Israel.

También vemos en el Salmo 78, salmo de Asaf, que él reprende a Israel por su incredulidad y los corrige, diciéndoles que Dios no había contestado sus oraciones a causa de sus pecados: "Su espíritu no fue fiel con Dios. Ellos hablaron contra Dios, diciendo: '¿Puede el Señor proveer una mesa en el desierto? ¿Puede dar pan también?' Por todo esto, ellos pecaron también, y no creyeron en sus maravillosas obras. Ellos limitaron al Santo de Israel. Ellos lo provocaron y entristecieron".

Pero vemos que en el Salmo 77, es el mismo Asaf quien ahora está enfrentando su propia lucha. La Biblia no nos dice qué causó la depresión o angustia en este hombre. Todo lo que sabemos es que su alma estaba tan cargada que no podía dormir: "Me impides cerrar los ojos; tan turbado estoy que ni hablar puedo" (Salmo 77:4).

En este punto, Asaf escribe que él estaba desilusionado por el silencio de Dios: "Al Señor busqué en el día de mi angustia; ¿Desechará el Señor para siempre y no volverá más a sernos propicio? ¿Ha cesado para siempre su misericordia? ¿Se ha acabado perpetuamente su promesa? ¿Ha olvidado Dios el tener misericordia?" (Salmo 77:2, 7-9).

Qué interesante es que el mismísimo director del coro de Israel parece concluir: "¡Dios no contesta mis oraciones!" Tal vez a estas alturas te cuestiones, y te preguntes: ¿No es acaso este Asaf un hombre de Dios? ¿Acaso los siervos, los pastores o líderes de Dios sufren, se angustian, se deprimen, se agotan? ¿Es esta la historia de tan solo un hombre piadoso y desesperado en el Antiguo Testamento, o será una historia común para muchos creyentes intercesores hoy en día? ¿O será posible que la historia de Asaf describa nuestra propia lucha espiritual?

Lo interesante de esta historia, querido lector, es que nos deja ver nuestra condición, es decir, la condición humana. Porque, verás, las escrituras nos muestran a un hombre piadoso, fiel e intercesor, sufriendo, angustiado, pasando por el punto más bajo de su fe.

Si te detienes a analizarlo, descubrirás que por ninguna parte vemos que la Biblia nos diga que Asaf fuera una mala persona; por el contrario, nos muestra que Asaf amaba la Palabra de Dios y la enseñaba en la congregación con devoción y entrega. Pero por alguna razón estaba enfrentando una temporada difícil en su vida.

Según estudios de entidades cristianas alrededor del mundo, la actitud de Asaf en el Salmo 77 realmente refleja la creencia de la mayoría de los creyentes latinoamericanos, donde la mayoría de la gente piensa que Dios escucha las oraciones, sin embargo, pocas de esas mismas personas creen que Dios contesta sus oraciones.

Pero esta es una realidad que enfrentamos todos los creyentes en todos los tiempos. No me refiero a que Dios no responda las oraciones, sino más bien a que, a pesar de ser creyentes, pasamos por momentos donde nos angustiamos. Los mismos historiadores cuentan que el mismo Charles Haddon Spurgeon, conocido como el príncipe de los predicadores, también enfrentó profundas y espantosas depresiones, en su momento más conocidas como "melancolía."

Pero en ningún momento, ni el mismo Rey David, Asaf o Spurgeon consideraron que Dios los había abandonado a su suerte. Por el contrario, todos ellos se apoyaron en la revelación que el Señor dio a David en el Salmo 27:10: "Aunque mi padre y mi madre me abandonen, el Señor me acogerá".

¡Medita en esto!