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Triunfando en las PruebasMuestra

Triunfando en las Pruebas

DÍA 6 DE 30




Nutriendo el alma

Leer: 1 Pedro 2:1-3

EOAO: 1 Pedro 2:1-2

Desechad, pues, toda malicia, todo engaño, hipocresía, envidias y toda clase de murmuración. Desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación.

En el texto

Al igual que un recién nacido necesita leche para crecer y desarrollarse, el cristiano también necesita el alimento adecuado. Cuando los bebés nacen, no pueden hacer mucho por sí mismos. Pero sí saben pedir leche. Ninguna mujer que haya tenido recién nacidos olvidará ese llanto desgarrador o esa feroz succión hasta saciar su sed. No hay otra cosa que les satisfaga cuando tienen hambre. De la misma manera, dice Pedro, los cristianos debemos ansiar las palabras de la Biblia. Así como los bebés están tan concentrados en una cosa - obtener leche nutritiva para ellos - así nosotros los cristianos deberíamos estar concentrados en beber profundamente de la Palabra de Dios.

¿Cómo está tu apetito por la Palabra de Dios en estos días? No se trata solo de leer las Escrituras; se trata de permitir que la Palabra de Dios alimente nuestras almas y moldee nuestras vidas (2 Timoteo 3:16-17). Cuando un bebé no llora pidiendo leche, sabemos que algo anda muy mal. La marca de un bebé sano es un apetito sano, al igual que la marca de un cristiano sano es el hambre de la Palabra vivificante de Dios.

Nuestra dieta espiritual influye profundamente en cómo vivimos. Lo que consumimos afecta lo que anhelamos. Consumir cosas dañinas puede envenenar nuestra salud espiritual y nuestro apetito. Por eso Pedro nos instruye a librarnos de toda malicia, engaño, hipocresía, envidia y calumnia. Es como si Pedro nos aconsejara limpiar nuestros "refrigeradores espirituales", sacando lo podrido y sustituyéndolo por lo que es bueno y vivificante.

¿Recuerdas el dicho: "Somos lo que comemos"? Pues también es cierto en el plano espiritual. Por eso estamos llamados no sólo a leer, sino también a saborear y digerir las enseñanzas de la Palabra de Dios (Mateo 4:4). A medida que crecemos en nuestra fe, nuestra dieta debe crecer y cambiar con nosotros. No se trata de un proceso pasivo. Requiere un movimiento decisivo de nuestra parte para fomentar un hambre más profunda de la Palabra de Dios -un hambre que sigue aumentando a medida que buscamos parecernos más a Jesús cada día (Colosenses 2:6-7).

Hoy, tómate un momento para evaluar tu apetito espiritual. ¿Anhelas tanto la Palabra de Dios que estarías dispuesto a dejar otras cosas (a veces buenas), sólo para pasar tiempo con Él? Sumérgete más profundamente en la Palabra de Dios y deja que moldee tu corazón, tus acciones y tus antojos. Abraza el crecimiento que Dios ha puesto ante ti, y disfruta de la rica y nutritiva dieta de Su Palabra.

Oración

Querido Señor Jesús, ayúdanos a desarrollar un apetito creciente por Tu Palabra. Ayúdanos a anhelar las profundas y ricas verdades de Tu Palabra para que podamos parecernos más a Ti. Amén.

Día 5Día 7

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