LA PRESENCIA DE DIOS: Nuestro HogarMuestra

LA PETICIÓN DE MOISÉS A DIOS: SU COMPAÑÍA

Moisés fue una de las personas que tuvo una comunión muy especial con Dios, disfrutando de su presencia durante todo su ministerio, quien inclusive llegó a observar la gloria de Dios y a conversar cara a cara con Él (Éxodo 33:11).

Dios le encomendó a Moisés la tarea de llevar a su pueblo a la tierra prometida, prometiendo que enviaría un ángel delante de ellos que echaría a los pueblos que la habitaban (Éxodo 33:1-2). Sin embargo, Dios le aclara a Moisés que no los acompañará en el camino debido a la dureza del corazón del pueblo (Éxodo 33:3).

Moisés tenía tal comprensión de lo que representaba la presencia de Dios en su vida y en la del pueblo, que inmediatamente le contesta a Dios lo siguiente: “Si tu presencia no ha de ir conmigo, no nos saques de aquí” (Éxodo 33:15).

La presencia de Dios era lo que hacia la diferencia con los demás pueblos y lo que produjo que el pueblo de Israel saliera de Egipto en forma milagrosa. Para enfrentar los retos que significaba conquistar la tierra prometida, Moisés entendía que era necesario contar con la presencia de Dios: con su poder y dirección. Sin su presencia era imposible cumplir con la tarea que Dios le encomendó.

Nicky Gumbel lo expresa de la siguiente forma: “La presencia de Dios era lo que distinguía al pueblo de Dios del resto del mundo. Por encima de todo, esto es lo que nos distingue del mundo que nos rodea".

La oración de Moisés debe ser la nuestra: Sin tu Espíritu Santo en nuestra vida, no podré ser tu discípulo y cumplir la misión que me encomendaste.