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Antiguo Pacto vs Nuevo

DÍA 9 DE 12

Los ejes de la ley : Sacrificios y propiciación

Uno de los versículos que me llama mucho la atención es uno en el que Pablo dice: ‘’Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí". Parece un trabalenguas, pero lo que está queriendo decir, es que aunque él desea hacer el bien, algo lo obliga a hacer el mal.

Muchas personas se preguntan, ¿por qué Dios no acaba de una vez con la maldad del mundo? Dado que esa maldad está en nosotros, si lo hiciera, destruiría toda la humanidad. Una ley espiritual es que, la paga del pecado es la muerte, sin embargo, Dios es tan bueno, que no solo va a acabar con la maldad del mundo, sino, que permitió la propiciación, esto es que alguien muera en mi lugar, para no perdernos.

Los israelitas tenían que llevar un cordero macho de un año, sin manchas ni heridas a los sacerdotes, debía poner su mano en la cabeza del cordero y confesar su pecado antes de entregarlo, en caso de ser pobre se admitían otro tipo de animales como palomas.

Además de los sacrificios individuales, una vez al año, el sumo sacerdote de Israel sacrificaba un carnero y era quemado en el altar, para la purificación y expiación de los pecados de sí mismo y de todo el pueblo. Además, otro era llevado fuera del campamento haciéndolo apartarse lejos, en señal de que no sólo cubrieron el pecado, si no que, nos alejamos de él. Sin embargo, el pueblo de Israel ofrecía sacrificios pero excluía a las viudas, a los huérfanos, a los enfermos o los extranjeros y no vivían en amor, por eso, Dios empezó a rechazar los sacrificios.

Por supuesto que los sacrificios, no tenían la capacidad de limpiar y perdonar, solo ‘’cubrían el pecado’’. De forma metafórica es un pagaré temporal hasta que Jesús pague la deuda por todas las personas que fueron y serán. Por eso, Jesús dió su vida por nosotros, una vez y para siempre, Él es el cordero de Dios que Él mismo dio para nuestro rescate y nos enseñó a vivir en amor y su justicia, lejos del pecado.

Todos hemos contribuido a la injusticia y maldad que hay en la tierra y la corrupción se refleja en nuestra realidad de dos formas. Por ejemplo, si robo a una persona, no solo estoy en deuda con esa persona y debo restaurar la misma, sino también, que el ambiente de confianza se rompe, este vandalismo, hace que hasta la tierra se contamine y se corrompa por el pecado. Por esto, el sumo sacerdote rociaba la sangre de los sacrificios en diferentes partes del tabernáculo, es un ritual simbólico ya que el concepto de la sangre es extraño para nosotros, pero la sangre representa la vida y se realizaba este ritual en señal de purificación de la tierra, representado como Dios limpia las consecuencias de nuestro mal en su comunidad, este proceso se llama purificación, ahora Dios y su pueblo pueden habitar juntos en un mismo lugar. Jesús con su sangre derramada en el calvario no solo nos limpio a nosotros, sino que también purificó la tierra.

Otro tipo de sacrificios que se ofrecía era una ofrenda de cereal, en la fiesta de primicias, las personas llevaban a los sacerdotes porciones de legumbres o cereales que representaba la gratitud del pueblo a Dios y los sacerdotes ofrecían incienso, que representa la adoración e intercesión del pueblo de Dios. De esta forma, el pueblo de Dios experimenta su amor y su gracia a través de estos símbolos.

Muchas veces cometemos el error de seguir costumbres ‘’cristianas’’ pero no vivimos en amor, somos capaces de tener mucha fe, de ayunar largos períodos de tiempo o servir mucho en la iglesia, pero realmente las personas a nuestro alrededor no están experimentando la gracia y el amor de Dios a través de nuestra vida. De nada sirve todo lo que podamos hacer para Dios, si primero no aprendemos a amar a Dios y servir y amar a las personas que nos rodean. Esto no es justificación para pecar y no seguir los mandamientos del Señor, recuerda que seguir sus mandamientos es la forma de amar a Dios y a mi prójimo. Nadie que no viva en amor puede decir que cumple los mandamientos del Señor y nadie que los corrompa puede decir que vive en amor y en la justicia de Dios.

Hay un versículo que dice: ''Porque desde la salida del sol hasta su puesta, mi nombre será grande entre las naciones, y en todo lugar se ofrecerá incienso a mi nombre, y ofrenda pura de cereal; pues grande será mi nombre entre las naciones —dice el Señor de los ejércitos". Vivamos vidas que ofrezcan sacrificios de alabanza, que vivan en amor en agradecimiento, una vida de adoración e interseción como sacerdotes de Jesús.

Oración: Amado Dios, gracias por haber dado tu vida por mí, enseñame a vivir una vida para ti, una vida que recompense todo el sacrificio que hiciste por nosotros. En el nombre de Jesús, amén.

Día 8Día 10

Acerca de este Plan

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Nos gustaría agradecer a Judit Paz por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.instagram.com/soyjuditpaz/

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