TEMPRANA PROMESA

Desde el amanecer de la humanidad, Dios nos regaló la promesa de un Salvador. En este tiempo de recordamos con esperanza el nacimiento de Jesús, en Génesis capitulo 3 se narra la caída del hombre pero también se nos da la temprana respuesta de Dios en el versículo 15.

"Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar". Dijo Dios a la serpiente, Satanás.

Dios, en su amor y gracia, no solo pronuncia una maldición en contra de nuestro enemigo, sino que también da una temprana promesa de esperanza en medio de tremenda oscuridad que se avecinaba. La promesa es interesante porque Dios menciona que habrá una "enemistad" entre la descendencia de la mujer y la descendencia de la serpiente. Todo esto con una mirada profética que apunta hacía la manifestación de Jesucristo en la tierra. La parte emocionante es que dice que esta descendencia, "Herirá en la cabeza" a la serpiente.

Ahora, por un momento imagina que la serpiente es la representación de toda clase de maldad, y que al ser herida en la cabeza significa una derrota total y no parcial. Esta promesa es sin duda un abrazo cálido en medio del frío anochecer en el caminar de la humanidad, indicando que, a pesar de la desobediencia de hombre y la mujer, es la muestra de cómo Dios tiene un plan para derrotar el mal a través de alguien especial que vendrá en el futuro.

Este "alguien especial" es sin duda alguna Jesucristo, quien finalmente vino, vivió entre nosotros, murió en la cruz y resucitó, cumpliendo así la promesa no solo de pisar sino de aplastar la cabeza de la serpiente, para así abrir el camino para nuestra reconciliación y reivindicación con Dios. Así que, en resumen, esta temprana promesa es la antorcha de esperanza que nos ha alumbrado en medio de la dificultad, apuntando hacia el Salvador que vendría en pos de nosotros.