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Misterio Profundo

DÍA 6 DE 16

Dios celoso

Hay pocas cosas tan dañinas como la infidelidad. Ha destruido matrimonios. Ha provocado que los padres pierdan a sus hijos, los pastores pierdan sus iglesias y los políticos pierdan su posición de influencia. No es imposible recuperarse, pero el camino de regreso es largo y doloroso.

Por más grave que sea, la declaración de Pablo en Efesios 5:5-6 deja claro que las consecuencias de la inmoralidad sexual son mayores de lo que podríamos pensar. Dice que aquellos que son sexualmente inmorales no heredarán el Reino de Dios. Esas son palabras serias. En nuestra era posterior a la revolución sexual, puede ser difícil creer que Dios realmente nos negaría el cielo debido a una pequeña indiscreción sexual; sin embargo, Pablo deja claro que lo haría: “Que nadie los engañe con palabras vanas, pues por causa de estas cosas la ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia”.

La inmoralidad sexual es grave para Dios y más compleja de lo que podríamos pensar.

Aquellos que están dispuestos a arriesgarlo todo en el pecado sexual pueden hacerlo sólo después de haber elevado el objeto de su deseo sobre todo lo demás: su cónyuge, sus hijos, sus carreras, incluso Dios. En esencia, su deseo sexual se convierte en su ídolo, su dios. Por eso la infidelidad es tan peligrosa.

Dios es un Dios celoso. Él no quiere que ningún deseo se eleve sobre nuestro deseo por Él.

Cuando Eva vio el fruto prohibido en el Jardín del Edén, “…vio que el árbol era bueno para comer, y que era un deleite a los ojos, y que el árbol era deseable para alcanzar la sabiduría…” (Génesis 3:6). Lo deseaba tanto que no le importaban las consecuencias. En ese momento, el fruto se volvió más importante que su esposo, su relación con Dios, y más que su propia vida.

En lugar de llevar sus deseos a Dios y dejar que Él los cumpliera, ella misma trató de cumplirlos. Hacemos lo mismo todo el tiempo.

La mayoría de las aventuras no nacen de un deseo físico, sino de un anhelo de aprecio, respeto, aceptación o el deseo de que alguien nos desee. En vez de llevar estos deseos a Dios, buscamos maneras de satisfacerlos nosotros mismos. La buena noticia es que Dios puede satisfacer todos estos anhelos si se lo permitimos. También nos ha concedido una salida pura y santa para la satisfacción sexual dentro del matrimonio.

Si sientes que la tentación comienza a gestarse dentro de ti, conócela como un ídolo que intenta nacer y tráelo a Dios en oración.

Orar: Dios, sé que Tu Palabra dice que eres un Dios celoso. Examina mi corazón y ayúdame a encontrar mi satisfacción sólo en Ti. Ayúdame a erradicar cualquier ídolo que busque ocupar Tu lugar en mi vida. En el nombre de Jesús, Amén.

Día 5Día 7

Acerca de este Plan

Misterio Profundo

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Nos gustaría agradecer a FamilyLife por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.vidaenfamilia.org/

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