Recuerda Y No Te OlvidesMuestra

No olvides

Cuando nos damos a la tarea de organizar un armario, las gavetas o algún área olvidada que nos mira con ganas de que nos ocupemos de ella, es probable que nos encontremos con recuerdos y fotos que hemos guardado por años. Algunos nos traen a la memoria gratos momentos y otros nos recuerdan el sabio dicho de que el tiempo no pasa en vano.

Creo que es bueno que, de tiempo en tiempo, vayamos a ellos para que mantengamos los recuerdos vivos en nuestra memoria y para que recordemos con gratitud las misericordias y bondades que Dios ha tenido para con nosotros.

Dios nos aconseja a que recordemos, que miremos hacia atrás y veamos quiénes éramos antes de conocerle, eso nos ayudará a mantener un corazón agradecido que no olvida de dónde el Señor nos sacó. “Oídme, los que seguís la justicia, los que buscáis a Jehová. Mirad a la piedra de donde fuisteis cortados, y al hueco de la cantera de donde fuisteis arrancados” (Is. 51:1).

A sí mismo, el Apóstol Pablo nos invita a olvidarnos de lo que queda atrás y a enfocarnos en Cristo. Este es un sabio consejo que es saludable que sigamos. Y es que, a veces, lo que fuimos en otro tiempo, las experiencias vividas, las culpas, los fracasos, nuestra vida de pecado quieren llevarnos al escenario de la tristeza y de la culpa. Esto es totalmente opuesto a la voluntad de Dios, quien quiere que nos gocemos en la salvación gloriosa que su Hijo obtuvo en la cruz para nosotros.

De manera que, recordar para agradecer a Dios por su amor y su misericordia, es provechoso. Sobre todo porque nos lleva a los pies de la cruz donde fuimos liberados de la condenación del pecado y trasladados al reino de la luz. “Entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás. Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos)” (Ef. 2:3-5).

No olvidar, es la consigna. Cuando estés tentado a la queja, al desánimo, a la desesperanza, vuelve tus ojos a la cruz y lleva tu corazón a adorar y a agradecer el gran amor de Dios para tu vida. No hay un recuerdo más valioso que el momento especial en el que recibimos a Cristo como nuestro amado Salvador.