[Verdad y amor] La prácticaMuestra

Un mandamiento para la verdad y el amor

¿Sabes qué era lo que más entusiasmaba al Apóstol Juan? Mirar a su alrededor y ver a los creyentes caminando en la verdad, obedeciendo a Cristo y amándose unos a otros en la comunidad.

Cuando dice que encontró a algunos creyentes haciendo eso, podría significar que simplemente fue testigo de lo que hacían algunos de ellos, y no todos. Pero también podría significar que los vio a todos y que algunos no vivían en obediencia a la Palabra que habían recibido.

El teólogo John Stott dijo: «“Caminar en la verdad” es algo más que asentir a ella. Significa aplicarla a la propia conducta. Quien “camina en la verdad” es un cristiano integral en el que no hay dicotomía entre profesión y práctica. Al contrario, en él hay una correspondencia exacta entre credo y conducta».

Cuando alguien camina en la verdad, todos nos alegramos (es algo comunitario) y nos sentimos inspirados a hacer lo mismo. Animamos y apoyamos a nuestros hermanos y hermanas a seguir adelante.

Caminar en la verdad es un mandamiento que recibimos del Padre. En su primera carta, Juan explica que el mandamiento del Padre es doble: Que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo y que nos amemos los unos a los otros. Estos dos mandamientos caracterizan el estilo de vida del creyente.

No es sorprendente que Juan no tenga ningún mandamiento nuevo. Transmite el mismo mandamiento que recibimos de Jesús desde el principio: Amarnos los unos a los otros como Él nos amó.

La definición del amor es bastante sencilla. Amar significa caminar según los mandamientos de Dios. ¿Y cuál es el mandamiento, según Jesús, del que dependen toda la Ley y los Profetas? Amar a Dios y al prójimo. ¿Y cuál es el mandamiento nuevo que nos dio Jesús? Amarnos los unos a los otros como Él nos amó.

Cristo fue el ejemplo perfecto de cómo amarnos los unos a los otros, de cómo servirnos los unos a los otros. Él modeló cómo hacerlo dando su vida por nosotros. ¿Cómo has sido amado por Cristo? Así es como debemos amar a nuestros hermanos creyentes.

Así como una madre recuerda diariamente a sus hijos los hábitos que intenta inculcarles, Juan también ruega que vivamos así y pongamos en práctica lo que hemos oído: Amarnos los unos a los otros.

Señor, ayúdanos a vivir según tus mandamientos amando a Dios y amándonos los unos a los otros. Llénanos de ese amor hasta rebosar y recuérdanos tu amor en los momentos en que lo olvidemos.

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