[Verdad y amor] La prácticaMuestra

Una comunidad de verdad y amor

Lo que nos separa como creyentes del mundo entero es nuestra relación personal y amorosa con Jesús, nuestro Señor y Salvador, y nuestra relación amorosa con otros creyentes.

La verdad es el fundamento de ese amor. Todos los que compartimos la verdad compartimos el mismo amor. Aquellos que basan sus vidas en la verdad y el amor producen gran gozo a su alrededor y en el Cielo.

La verdad es una Persona, Jesús el Mesías. Si has confiado en Cristo, conoces la verdad y la primera verdad que conocemos es que somos amados por Él. Pero esto no termina ahí, porque a partir de ese amor, estamos facultados para amar a aquellos que han conocido la verdad y ser amados por ellos.

Incluso cuando comenzó la persecución de la Iglesia después de la ascensión de Cristo, los creyentes de alguna manera se identificaban entre sí debido a este amor. Podían reconocer a su hermano o hermana en Cristo en medio de la persecución, ¡y eso era increíble! Era un gran estímulo para la Iglesia primitiva saber que había alguien que te comprendía, que caminaba a tu lado, que creía y que se mantenía firme contigo.

Piensa por un momento en el lugar en que estaría la Iglesia si todos comprendiéramos el vínculo especial y divino que existe entre nosotros.

Juan afirma que la verdad permanece en nosotros. Permanecer aquí significa actuar, obedecer, comprender la enseñanza y actuar en consecuencia.

La verdad permanece en nosotros y estará con nosotros para siempre. Puesto que Cristo es eterno, nosotros también lo somos, porque el amor permanece para siempre (1 Corintios 13:8, 13). Cuando dejemos este mundo y lo veamos cara a cara, podremos ver la encarnación de la verdad y el amor juntos en una Persona. Y Él es quien mora en nosotros hoy, individualmente, y como cuerpo de Cristo en la Tierra.

Al tener verdad y amor en nuestras vidas, obtenemos gracia, misericordia y paz.

● La gracia es el favor ilimitado; es la bendición de su amor inmerecido que se nos da gratuitamente.
● La misericordia es la compasión de Dios; es la fidelidad y el perdón que nos prodiga, aunque no lo merezcamos.
● La paz es su bienestar, su plenitud en nuestra vida.

La fuente de todo esto es Dios: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.

¿Sabías que obtienes todo eso simplemente permaneciendo en Cristo y en su verdad, también amándonos los unos a los otros?

Señor, te doy gracias porque haces posible la comunidad de la Iglesia cuando vivimos en la verdad de Cristo y nos amamos unos a otros. Ayúdanos a disfrutar de las bendiciones de tu gracia, misericordia y paz.