[Tres cosas que aprender de David y Salomón] Parte 2Muestra

Una vida sin Dios

La caída de Salomón en 1 Reyes 11 sirve como un poderoso recordatorio de los peligros de permitir que nuestro enfoque se aleje de Dios. Salomón, conocido por su sabiduría y riqueza, era un hombre que lo tenía todo, pero finalmente permitió que su deseo de poder, control y placer superara su devoción a Dios.

A pesar de la advertencia de Dios de no casarse con mujeres extranjeras, Salomón tenía 700 esposas y 300 concubinas. Apartaron su corazón del Señor para seguir a otros dioses. Muchos de estos matrimonios eran de naturaleza política, ya que Salomón buscó obtener el control de diferentes áreas casándose con las hijas de los reyes. Pero su deseo de poder y control finalmente superó su devoción a Dios. ¿Alguna vez has permitido que algún deseo supere tu devoción al Señor?

Podemos ver en la historia de Salomón que es fácil quedar atrapado en la búsqueda de riqueza, poder y placer, al perder de vista nuestra relación con Dios. Es fácil enfocarse tanto en nuestro trabajo, metas y actividades que descuidamos nuestro bienestar espiritual. Podemos llegar a estar tan consumidos por lograr el éxito que nos olvidamos de la importancia de mantener una relación cercana con Dios nuestro Padre.

Es esencial mantener nuestro enfoque en Dios. Debemos esforzarnos por mantener un equilibrio entre nuestro trabajo y nuestro caminar con Dios, asegurándonos de que no estamos descuidando nuestro bienestar espiritual en busca de ganancias materiales.

También debemos ser conscientes de las personas con las que nos rodeamos. Las personas con las que nos asociamos tienen una gran influencia en nuestras vidas, y si nos rodeamos de personas que tienen valores, creencias y estilos de vida diferentes a los nuestros, puede ser difícil mantener una relación cercana con Dios.

La historia de Salomón sirve como un recordatorio de que nuestro enfoque determina nuestro final. Debemos esforzarnos por mantener nuestro enfoque en Dios, asegurándonos de que nuestro trabajo y búsquedas no sobrepasen nuestra devoción a Él. Al permanecer fieles a Dios, podemos asegurarnos de que el final de nuestra vida no sea uno de infidelidad y quebrantamiento, sino uno de santidad y devoción. Sin embargo, incluso cuando carecemos de fe, Dios permanece fiel y promete perdonarnos si nos arrepentimos y confesamos nuestros pecados a Él. Corre al Padre y deja que el trono de tu corazón sea solo para Él.