Experimentando Su PresenciaMuestra

Gozo

En Santiago 1:2 leemos “hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas.

La palabra gozo es muy diferente a la palabra alegría. Estar alegres es algo muy bueno para el ser humano, ya que al reírnos y pasar momentos que nos generan un bienestar emocional se liberan sustancias químicas que nos relajan, disminuyendo la presión arterial y el ritmo cardiaco. Sin embargo, Él Señor a través de Pablo, nos enseña a vivir gozosos, lo cual no es lo mismo que estar alegres.

Estar alegres tiene que ver con un estado emocional, de la psiquis. La alegría es una emoción que depende de las circunstancias externas, tales como condiciones buenas en el trabajo o en una relación amorosa, sin embargo cuando las cosas no salen según como uno lo ha planeado, enseguida aparece la tristeza.

Esto es lo que nos sucede la mayor parte del tiempo, dependemos de las circunstancias de nuestro alrededor, generando un carácter inestable.

El gozo es el deleite producido por el Espíritu Santo. Es regocijarnos en el Señor, teniendo la certeza que ante cualquier situación Cristo sigue firme, esto significa que sigue cuidándonos a pesar de las diversas pruebas que estemos pasando, lo podemos ver en Job, que pese a sus pérdidas mantuvo su esperanza en el Señor.

Su palabra dice en Isaías 41:13 “porque yo, Jehová, soy tu Dios, quien te sostengo de la mano derecha y te dice, yo te ayudo”

¿Qué tal si hoy descansamos en el gozo del Señor, entregando cada situación que estemos pasando, ya sea una situación que produzca alegría o tristeza, teniendo la convicción que el gozo del Señor nos acompaña?

Te invito a que puedas entregar tu situación en el Altar.

Señor hoy dejo en el Altar para su fin.............................................. yo renuncio a ello y declaro que no tiene más poder sobre mi vida, ya no me gobierna. Lo entrego en la cruz para su muerte. Nada de mí, todo de Ti. Nada de otros, todo de Ti. Nada de cosas, todo de Ti. Me declaro libre, bendecido y lleno de vida. ¡Amén!

¡Cristo maravilloso!

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