¿Miedos? Espera en DiosMuestra

Miedo a envejecer

La fuente de la eterna juventud, me atrevería a apostar que es el tesoro aún más buscado en la historia; tal vez ya no con expediciones o cruzadas, solo basta ver la cantidad de cremas y maquillaje "antiarrugas" que la industria cosmética puede vender al año. Solo en Estados Unidos, se consumió en 2021, aproximadamente 220 mil dólares por personas en productos cosméticos, y el porcentaje más alto de esos productos, fue para cuidados de la piel, más que los de higiene personal...

Sé que hay que cuidarse, pero también siento un sobreesfuerzo de las chicas que desde los 20 luchan por no "ponerse viejas" y créeme, que las chicas de 20 de hace 40 o 50 años, parecían aún adolescentes y no usaban más que el sol y el yodo de las costas que rodean esta isla.

Pero también sé que mucho de lo que deseamos no viene de los comerciales que anuncian las cremas mágicofabulosas "antiedad"; sino de como fuimos creados: para NO morir.

El miedo a morir es parte del no querer verse envejecer.

Jesús, el Hijo de Dios y Salvador, llegó al mundo y curiosamente, entre tantas promesas y palabras de esperanza, su porcentaje de resurreciones no supera al de las restauraciones de la calidad de vida y la salud.

Él ofrece una vida eterna, sigas vivo o hayas muerto... Suena algo difícil de digerir, porque en nuestro limitado raciocinio, muerte y vida no van a la par, pero sí para nuestra vida en Cristo.

Lázaro tuvo que ser resucitado frente a muchos, para que vieran el poder de Dios, y para que sus hermanas recordarán que sí es posible resucitar en Cristo antes de la muerte final.

Porque andamos muertos, en el pecado, en la condición de alma caída; necesitamos más que cremas para dejar de vernos morir en el espejo del baño (sí, en ese se ven más claras las arrugas); por eso necesitamos vernos vivos mientras los años siguen pasando, no importa que en el funeral nos pongan el mejor maquillaje y la mejor pinta, hasta ahí llegaremos y si Dios lo permite, llegaremos ahí, igual de "viejos".

Tú y yo necesitamos sabernos resucitados HOY por Jesús, y asegurarnos de NO morir como Él promete, si creemos en Él; esa es la mejor crema antioxidante que pueda existir. Ese tratamiento no funciona al ponerlo en el rostro, sino en nuestro corazón, así que, mejor aún, trabaja desde adentro hacia afuera y no solo para cubrir imperfecciones.

Dios nos ayude a creer y esperar en Él.