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El camino correcto

Crecí en el gran estado de Montana. Durante mi adolescencia, participé en viajes de mochilero de una semana de duración por las escarpadas y hermosas Montañas Rocosas. Mi padre organizaba estos viajes para un campamento cristiano local. Como estudiante universitario, me invitó a colaborar como líder. En este viaje el plan era que yo guiara a 30 campistas adolescentes hasta nuestra primera tienda de campaña. Mi padre y mi hermano pequeño se reunirían con nosotros en el campamento solo una o dos horas más tarde.

El día transcurrió según lo previsto. Caminamos hasta el pintoresco valle donde pasaríamos la noche. Dividí a los adolescentes en grupos y les pedí que empezaran a prepararse. Esperaba que mi padre y mi hermano llegaran pronto, pero la breve espera se convirtió en horas de espera. La tarde se hizo noche, así que encendimos hogueras, cocinamos, comimos, nos lavamos, fregamos los platos y guardamos la comida. Por fin mi padre y mi hermano salieron del bosque sombrío.

Habían llegado al comienzo del sendero pero se habían equivocado de camino. Al final descubrieron su error, volvieron atrás y encontraron el sendero correcto. Pero habían convertido una simple excursión de 6 km en una agotadora jornada de 12 km.

Si te equivocas de camino, tu esfuerzo y tus ganas no te llevarán a tu destino. Lo más probable es que te encuentres perdido y más lejos de donde quieres estar. Esto puede ocurrir todo el tiempo con nuestros esfuerzos por guiar a los demás. En mi lucha contra el pecado, sentía vergüenza y condena. Eso hacía difícil ofrecer gracia a los demás. Como líder, intenté reproducir una cultura de gracia.

La gracia no es un destino. Podríamos pensar que, si solo practicáramos unos pocos principios sencillos, tendríamos una cultura de la gracia. La gracia puede ser un concepto sencillo, pero trabajar estas verdades en nuestras vidas, hogares y lugares de culto puede ser una aventura compleja y de múltiples capas. La gracia no es un lugar al que llegamos, la gracia es un viaje que aprendemos a adoptar. Cada experiencia de la gracia, cada nueva comprensión o verdad más profunda que se abre camino en nuestra alma, nos lleva más lejos en el camino.