La Llenura Del Espíritu SantoMuestra

Las señales y maravillas son indispensables (Parte 4).

Y muchas maravillas y señales eran hechas por los apóstoles (‭‭‭Hechos‬ ‭2‬‬:‭43‬).

En Lucas capítulo 10 nos encontramos con Jesús enviando a los setenta a predicar de dos en dos a las ciudades que próximamente Él iba. A ellos también les dio autoridad para hacer maravillas en su nombre de tal manera que donde quiera que entraran fueran reconocidos como discípulos suyos.

Veamos lo que dijeron al regresar: 17 Volvieron los setenta con gozo, diciendo: Señor, aun los demonios se nos sujetan en tu nombre. (‭‭‭Lucas‬ ‭10‬‬:‭17‬‬‬) aunque tengamos esa autoridad solo funcionará si la usamos en el nombre de Jesús. Esa autoridad no es una varita mágica para hacer lo que nosotros queramos, es exclusivamente para establecer el reino de Dios en la tierra.

Y no quiero terminar este punto de la serie acerca de las señales y maravillas sin poner énfasis en lo más determinante que dijo Jesús respecto a esto. No era para menos que los discípulos sintieran gozo al ver a los espíritus sujetarse en el nombre de Jesús, pero Él les dijo algo que siempre me ha marcado y nunca podemos perderlo de vista: 20 Pero no os regocijéis de que los espíritus se os sujetan, sino regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos (‭‭‭Lucas‬ ‭10‬‬:‭20‬).

Nuestro mayor gozo como hijos de Dios no debe basarse en las señales y maravillas, eso está muy bien y debemos rescatarlo. Pero el mayor privilegio como hijos de Dios es saber que nuestros nombres están escritos en los cielos. Quiere decir que más que siervos, somos hijos.

Lo primero que el Espíritu Santo hace es sallarnos y luego llenarnos para comisionarnos. En otras palabras, la condición de hijos siempre estará por encima de la de ministros del Evangelio. ¡No alteremos el orden de los factores!