[La sabiduría de Salomón] Cómo proteger tu matrimonioMuestra

¡Corre! ¡Corre! ¡Corre!

De niños, la mayoría de las lecciones que aprendemos son por experiencia. La primera vez que tocamos una estufa o plancha caliente, nunca la volvemos a tocar. La primera vez que topamos con la puerta corrediza de vidrio, siempre bajamos la velocidad al salir y comprobamos si está abierta. Pero ya un poco más grandes, cuando alguien nos decía que no hiciéramos algo, confiábamos en ellos. Quizá teníamos curiosidad por saber por qué, pero confiábamos en que era prudente no usar un secador de cabello en la ducha o en la bañera.

La Biblia es muy clara sobre el pecado sexual y el pecado en general. Nos dice que huyamos de él. Pablo les dijo a los creyentes de Corinto que se abstuvieran de la inmoralidad sexual. La Escritura nos dice que los pecados sexuales son pecados contra nuestros cuerpos. No puedes evitar que las cosas aparezcan ante ti, pero puedes mirar hacia otro lado. Martín Lutero dijo una vez: «No puedes evitar que las aves vuelen sobre tu cabeza, pero puedes evitar que construyan un nido en tu cabello». No debes jugar con la tentación sexual o incluso acercarte a ella.

Imagina que un tigre hambriento está esperando fuera de la puerta más cercana. ¿Irías a esa puerta? ¿Te atreverías a abrirla? Sabes que el tigre está allí y que no quiere precisamente jugar. Sabes que tiene hambre. Eso es el pecado. El pecado parece inofensivo, pero es porque hay una puerta en el medio. Ceder a la tentación es abrir la puerta, y el pecado no quiere hacer nada más que matarte. Tiene hambre y nunca está satisfecho.

Necesitas mantener todas las puertas de la tentación cerradas en tu matrimonio a toda costa. Huye de los golpes en la puerta. Si cedes, no te espera nada bueno. Estas son las buenas noticias: el Señor siempre proporciona una salida de la tentación. El Señor no te tienta; es el pecado dentro de ti el que te tienta. Es la carne que no quiere nada de Dios y todo del mundo. Dios quiere que elijas el gozo duradero en lugar del placer temporal. Él quiere que lo elijas a Él. Él quiere que veas que tiene vida en abundancia. Todo lo que tienes que hacer es pedirla y participar en ella.

Pensamiento para hoy: ¿Cuántas puertas has abierto a la tentación? ¿Dónde has elegido el placer temporal en lugar del gozo duradero?