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Isaías 53:  El Salvador-Siervo y Yo

DÍA 3 DE 7

Devocional – Isaías 53: El Salvador-Siervo y Yo

Día 3 | El Precio de tu Paz (Isaías 53:4-5)

Por Patricia Gómez

Una vez un joven desesperado me contaba que tenía insomnio por algunos meses, por lo cual me pedía que oráramos juntos por esta situación que ya no soportaba más. Le pedí que me contará con más detalles qué era lo que le quitaba el sueño. El joven me contestó que todo estaba bien y que de hecho ya había buscado ayuda con los médicos, pero según los resultados de sus estudios gozaba de muy buena salud.

Entonces, le pregunté: “¿Qué es lo que le pasa a tu alma?” Pero él no sabía qué contestar, así que le explique que, cuando nuestros niveles de ansiedad suben por la falta de paz se manifiesta de muchas maneras, una de estas siendo el insomnio. Le expliqué que la medicina tiene sus límites, y que ningún médico, o tratamiento alguno, puede suplir la paz que el Señor Jesús ya pagó por nosotros.

Uno de los muchos propósitos que tiene el sacrificio de nuestro Señor Jesús como Salvador de nuestra vida es que al derramar su sangre en la cruz nos trajo sanidad. Jesús se ofreció voluntariamente en sacrificio y derramó su sangre por medio de los azotes que recibió, aun sin ser culpable, y sin haber pecado jamás. Este acto de entrega, el Justo por los injustos, fue la muestra de amor perfecto que restableció la comunión de Dios con el ser humano, recuperando así nuestra paz.

El Señor Jesús decidió venir a nuestro rescate y colocarse en nuestro lugar para recibir el castigo de nuestras ofensas a Dios. Nosotros mismos no podíamos alcanzar perdón, ni limpiarnos de nuestro pecado, alguien tenía que hacerlo por nosotros. En otras palabras, la paz del ser interior del ser humano tiene su autoría exclusiva en Jesús.

Jesús, el Salvador-Siervo, no solo nos bendice con salvación, sino también con sanidad. Sanidad tanto del cuerpo físico como del alma. Mientras el resultado del pecado nos hace perder la paz interior, Jesús nos la devuelve por medio de la reconciliación con el Padre. Su sanidad es completa. Su salvación es integral.

Por lo tanto, Jesús restaura la relación perfecta del ser humano con Dios que fue perdida en el jardín del Edén cuando el pecado entró al mundo. Isaías 53 nos devuelve la esperanza perdida indicando que ya no tenemos que temer a la muerte física ni espiritual. Así como el joven se sentía abrumado por su situación, de la misma manera todos pasamos por circunstancias difíciles que nos roban la paz. Estos son los momentos en donde es necesario recordar y abrazar esta palabra en nuestra vida. El Señor Jesús ya ha llevo mi angustia en la cruz, el precio de mi paz ya está pagado para que mi alma pueda disfrutarla.

Pregunta(s) para reflexionar:¿Qué le ha estado quitando la paz a tu alma? ¿Qué tal si lo hablas con el Salvador-Siervo, Jesús?

Lecturas Bíblicas:

1. Isaías 53:4-5

2. Juan 14:27

Para obtener más información, visite: http://seminario.indwes.edu

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Acerca de este Plan

Isaías 53:  El Salvador-Siervo y Yo

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Nos gustaría agradecer a Wesley Seminario por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: http://seminario.indwes.edu/

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