Isaías 53: El Salvador-Siervo y YoMuestra

Devocional – Isaías 53: El Salvador-Siervo y Yo

Día 2 | No Te Pierdas El Regalo (Isaías 53:2-3)

Por Carlos Caballero

Hace unos días estaba preparando el almuerzo para mi familia y de repente mi hijo mayor se acercó a mí para que le diera algo de comer. Le pedí entonces que me dejara buscar rápidamente algo delicioso para dárselo. Así que, la búsqueda me condujo a una manzana que tenía la piel algo envejecida, poco brillante y aparentemente no apetitosa (nada que no se solucionara al pelarla), pero que estaba en perfecto estado en su interior. De hecho, antes de entregársela, la probé y sabía deliciosa.

Sin embargo, cuando lo llamé y se la ofrecí la rechazó de inmediato. Yo le expliqué que era una manzana, tan solo que me había dado a la tarea de quitarle la piel porque no estaba en las mejores condiciones. Cuando escuchó esto, la aceptó y al probarla me dijo que estaba exquisita. En ese preciso momento, el Señor me habló y me dijo que con frecuencia tendemos a no abrir nuestro corazón para recibir lo que Él quiere darnos porque quizá no se ve como imaginamos que debería y, por ende, tristemente, podemos perderlo a él y lo que quería hacer en nosotros. Es decir, podemos perder el regalo porque no nos gusta cómo se ve el empaque.

Isaías profetizó sobre cómo tanto Jesús el Mesías y lo que algunos llaman Su Reino al revés, chocarían duramente contra los estándares y valores de este mundo. Él decidió hacerse débil antes que fuerte, despreciable y no deseable, siervo antes que rey, rechazado y no aceptado, y decidió por abrazar el dolor y el sufrimiento como un camino a la gloria y la plenitud. Tal vez más intrigante aun es que se hizo humano, de la misma naturaleza del polvo que él mismo había creado aun siendo la misma imagen de Dios—una incomprensible mezcla divina y limitada.

Sin embargo, al igual que Pablo habla de los creyentes de Corinto, Jesús fue el tesoro más grande contenido en una vasija de barro. Debemos aprender a ver todo lo que Dios le ofrece a la humanidad con mucho más que nuestros sentidos naturales. Así que, si hoy tienes en la mesa de tu vida una manzana que no tiene una apariencia tan agradable recuerda que Jesús también sabe lo que es comer un fruto que no se ve delicioso, no estás solo en esto. Aunque ciertas manzanas no se vean apetitosas, es tu Padre Celestial quien las sostiene en Su mano, por eso no tienes por qué desconfiar.

Pregunta(s) para reflexionar:¿Puedes recordar una ocasión en la que pensaste que Dios iba a obrar de determinada manera, pero resultó haciéndolo de otra totalmente diferente? Compártela con alguien hoy.

Lecturas Bíblicas:

1. Isaías 53:2-3

2. Jeremías 23:5-8

3. Juan 1:1-5

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