El hombre de la cruz del medio: Un plan de lectura de Pascua de 7 díasMuestra

LA CRUZ NOS ABRE LOS OJOS

“El centurión, al ver lo que había sucedido, alabó a Dios y dijo: -¡Verdaderamente este hombre era justo!" Lucas 23: 47 (NVI)

No hemos entendido el significado de la cruz a menos que nos haya cambiado personalmente.

Después de que Jesús “exhaló su último suspiro” (Lucas 23:46), Lucas registra para nosotros las reacciones de aquellos que presenciaron la crucifixión. “los que se habían reunido para este espectáculo, al ver lo ocurrido, se fueron de allí golpeándose el pecho” (v 48). Sí, hubo tristeza, pero una vez terminado el espectáculo continuaron con sus vidas. Luego, el versículo 49 nos informa que “todos sus conocidos… se quedaron mirando desde lejos” y sólo podemos imaginar lo que pasaba por sus mentes. Pero la reacción más sorprendente y personal que Lucas capta es la del centurión romano, quien, al ver lo que había sucedido, “alababa a Dios, diciendo: "¡Ciertamente este hombre era inocente!”—o, como lo expresa la NVI, "Verdaderamente este hombre era justo".

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Aquí, en medio de la oscuridad de líderes religiosos hipócritas, gobernantes cínicos, y transeúntes insensibles, hay un destello de luz. Quizá la última persona que esperaríamos que viera la verdad, un hombre sin conexión previa con Jesús, sin experiencia en estudios del Antiguo Testamento y sin predisposición a las cosas de Dios, no sólo comprendió lo que estaba mirando sino que respondió personalmente a ello. Vio “lo que había sucedido”, las palabras de Jesús, la oscuridad en lo alto, la forma de su muerte, y se dio cuenta: No se trata de un hombre común y corriente. He aquí un hombre que es diferente a cualquier otro hombre. He aquí un hombre que es enteramente inocente, totalmente justo. De hecho, Marcos añade que el centurión confesó que el hombre en la cruz era “el Hijo de Dios” (Marcos 15:39).

Con mucho detalle, Lucas enfatiza en lo que ocurrió en la cruz. Probablemente esperaba que algunos lectores recordaran que cuando Jesús leyó el rollo de Isaías al comienzo de su ministerio, dijo: “El Espíritu del Señor… me ha ungido para proclamar buenas nuevas a los pobres… para proclamar libertad a los cautivos y dar vista a los ciegos” (Lucas 4:18). De hecho, un gran tema que se encuentra a lo largo del Evangelio de Lucas es el de la oscuridad siendo invadida por la luz: la confusión y la dureza de los corazones y las mentes de las personas siendo invadidas por el poder liberador de la verdad de Dios.

Cualquier intento de articular un cristianismo que niegue la centralidad de la cruz nunca podrá conducir a la fe salvadora. Y aunque no siempre entendamos cómo obra el Espíritu para guiar a hombres y mujeres a nacer de nuevo, nuestro mensaje debe ser siempre el mismo: “Cristo crucificado” (1 Corintios 1:23). Es el contemplar la cruz lo que da vida a cualquiera que responda al hombre que colgó ahí, al confesar quién es Él, y al alabar a Dios por su obra salvadora. A menos y hasta que la cruz sea un encuentro personal , es ineficaz para nosotros. Así que, ¿cuándo fue la última vez que abriste tus ojos a tu Salvador en la cruz y alabaste a Dios?

• ¿De qué manera me está llamando Dios a pensar de forma diferente?
• ¿Cómo está reordenando Dios los afectos de mi corazón, lo que amo?
• ¿Qué es llo que Dios me está llamando a hacer a lo largo de mi día?