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Justificación

Si entrevistaras a cien personas en la calle y les hicieras preguntas sobre sus creencias religiosas sobre Dios y la salvación, escucharías pensamientos sobre las luchas de la humanidad y cómo cada individuo tiene la capacidad y la obligación de mejorarse a sí mismo y aprender a ser más amable con otras personas.

El mensaje de la Biblia es mucho más intenso: "Por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios; pero son justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que proveyó Cristo Jesús" (Romanos 3:23,24). ¿Comprendiste esa poderosa doble verdad? La humanidad no solo tiene algunos defectos, todos hemos estado por debajo de las justas expectativas del Creador. Todos estamos bajo la ira y el juicio de Dios. Todos somos candidatos al infierno.

Pero la verdad paralela del pasaje revela que Dios completamente por su cuenta hizo lo que nuestras obras no pudieron: nos justificó. Cuando Cristo respiró por última vez en la cruz, el Padre declaró al mundo no culpable de sus pecados. A medida que ese poderoso mensaje llega a las personas a través de la Palabra y los sacramentos, llegan a la fe en Cristo y creen que Su impresionante obra se aplica a ellos personalmente. Por lo tanto, son justificados por la fe y personalmente reciben y experimentan el emocionante veredicto de Dios de ¡no culpable!

Hay un impulso en cada uno de nuestros corazones para excusar nuestras propias fallas y justificarnos señalando características más agradables de nuestras vidas. Lucha contra ese impulso. Reclama la justificación que Cristo compró para ti y luego, entonces disfrutarás de la gloriosa paz de Dios.