¿En Quién Está Tu Identidad?Muestra

“No desmerites el poder de Dios”

Creo que es necesario una y otra vez recordar la condición en la que nos encontró Jesús a cada uno de nosotros. Ninguno merecimos Su perdón, ninguno tuvo mérito alguno para que Él fijara Su mirada de amor y de bondad sobre nosotros, y ninguno ha hecho ni hará jamás mérito alguno para que recibamos lo que Dios ha determinado que recibamos para manifestar Su amor y Su gloria. De esta forma, entendemos que no hay posibilidad alguna en que desmeritemos lo que el Señor ha hecho en nosotros y tampoco lo que ha hecho y permite con nuestros hermanos.

Todos estamos en la misma condición y en el mismo propósito como hijos de Dios, todos hacemos parte de un mismo cuerpo y como miembros de ese cuerpo que es Cristo Jesús, sabemos que todos los miembros son importantes; independientemente de la función que desempeñe cada uno, no hay uno que pueda estar por encima del otro. El único que está por encima de todos, es Jesús, la cabeza del cuerpo, el dueño de cada uno de los miembros de Su cuerpo.

En este sentido quiero resaltar, que todos somos valiosos, independientemente de los dones, los talentos y la función que desempeñemos por dirección y voluntad del Señor. No hay un don más importante que el otro, toda buena dádiva y todo don perfecto, proviene del Padre. Así que de la manera en que Él haya determinado manifestarse en cada uno, es perfecta, un regalo inmerecido del que todos podemos gozarnos porque a todos con certeza nos ha confirmado en diferentes dones y talentos que usa según Sus propósitos, para Su gloria.

No desmerites el poder de Dios, ni cómo lo usa contigo ni cómo lo usa con otros hermanos; es a Él, a quien le place hacer como quiera. Por Él y para Él vivimos en Cristo Jesús, nuestro Señor; Él puede hacer cómo quiera y lo que quiera en quién quiera, no somos dueños de nada, Él es nuestro Dueño y nuestro Amo. Somos Sus esclavos, esclavos por amor al servicio de los demás para que reconozcan Su nombre.