[Singularidad de Cristo] La relación única de JesúsMuestra

En la práctica

Ningún otro ser humano en la historia, que alguna vez reclamó igualdad con Dios, podría demostrarlo como lo hizo Jesucristo. Él tenía una relación tan cercana con Su Padre y Su amor mutuo era bellamente expresado.

Jesús fue capaz de expresar esa igualdad sin quitarle nada al Padre e incluso le trajo gloria. ¡Jesús pudo hacer esto porque Él es Dios!

Jesús hizo todo lo que el Padre le dijo que hiciera. Cuando se puso de pie en el templo y leyó la profecía acerca de lo que el Mesías haría, estaba leyendo acerca de Sí mismo. Aunque Jesús era igual a Dios, Él mostró deferencia al Padre todo el tiempo. Él dijo que solo hizo lo que el Padre le dijo que hiciera y todo lo que vio hacer al Padre, lo hizo.

Además, Él respaldó cada una de Sus afirmaciones con acción. Él perdonó pecados, sanó, proclamó libertad a los cautivos, proclamó el Evangelio e hizo todas las cosas que el Padre hizo porque Él era y es igual al Padre.

Solía trabajar para la compañía de mi padre. Muchos de sus clientes me decían que hablaba como mi padre o que era como él. Esto solía molestarme hasta que un día, entendí que no había mayor cumplido que alguien me pudiera ofrecer que decir: «Veo a tu padre en ti».

Imagínese lo que debe haber sentido Jesús al saber que la gente veía al Padre en Él. Esto confirmó que estaba haciendo exactamente lo que se suponía que debía hacer y lo estaba haciendo tan bien que se había convertido en la manifestación visible del Dios invisible.

Cuando Jesús declaró igualdad con Dios, diciendo públicamente que Él era el Hijo de Dios, se sentenció a morir en la cruz. Jesús fue encontrado inocente en todos Sus juicios. Lo que finalmente lo envió a la cruz fueron Sus afirmaciones acerca de ser el Hijo de Dios, igual a Dios. Si no hubiera dicho una palabra acerca de quién era, no habría ido a la cruz. Sin embargo, Jesús fue a la cruz en obediencia al Padre.

La cruz fue una demostración pública de la profundidad del amor de Jesús por el Padre y por nosotros. Dios y Jesús quieren atraernos a la relación que tienen; nunca tuvieron la intención de guardarla para Sí mismos. Estamos llamados a ser parte de esa hermosa relación.