De Camino a La NavidadMuestra

La Navidad es una temporada festiva, y las horas del reloj avanzan a un ritmo diferente. Es un tiempo donde nos parece que todo se envuelve en una atmósfera especial que nos hace sentir que el aire es más fresco, y ver que las hojas de los árboles adquieren un brillo especial, y las estrellas parpadean con una luz diferente que nos inspirar a capturar destellos de eternidad.

Una temporada por demás, fascinante, donde percibimos que hasta el universo se viste de fiesta, y donde sabemos que la Navidad trae consigo tantas sorpresas deliciosas, ya sean regalos guardados en secreto debajo del árbol navideño o visitantes muy queridos que llegan a nuestra puerta con los brazos llenos de amor y amistad.

Sin embargo, todas estas demostraciones de afecto y resplandor, palidecen en comparación con la historia que envolvió la llegada del Hijo de Dios a este mundo. Antes de la primera Navidad, Él había sido, desde la eternidad, el divino Hijo y la segunda persona de la Trinidad. Él fue el agente de Dios en la creación, por medio de Él y para Él fue creado todo lo que existe. Y, desde el principio de los tiempos, Él ha sostenido el universo en cada momento (Col.1:16).

Las Escrituras registran que en el tiempo y en la eternidad, se llevó a cabo un acuerdo Divino, y el eterno sueño del amor de Dios se puso en marcha. El Verbo se hizo carne. Dios se hizo hombre. El Creador mismo vino como una criatura, el autor divino entró en la historia de la humanidad como uno de nosotros. Sin abandonar nada de lo que significa ser Dios, tomó todo lo que significa ser humano, Él decidió compartir nuestra situación y condición (1Pd. 1:20-Gal. 4:4-7)

Y es precisamente esto lo que celebramos en Navidad, la alegría de saber que el Rey del universo se hizo hombre por amor a los hombres, y nos permite contemplar Su gloria como el unigénito de Dios, en Él la imagen y la semejanza de Dios fueron hechas visibles en forma humana. A fin de que cada uno de nosotros podamos reconocer nuestro verdadero origen en Él. Tal como lo describe Mateo 1:23: “La virgen concebirá y dará a luz un hijo, y lo llamarán Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros”.

Por tanto, celebra el hecho de saber que, el mayor misterio de la Navidad es también su mayor revelación y regalo para la humanidad: “Dios se ha unido a nosotros para siempre” (Jn.3:16).

¡Medita en esto!

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