Dios es mi PadreMuestra

El Padre siempre da lo mejor

Conociendo algunas de las cualidades inherentes del carácter de Dios, nuestro Padre, necesitamos establecer en nuestro espíritu que Él siempre nos da lo mejor: el mejor vestido, un anillo para nuestra mano y calzado para nuestros pies.

Cuando regresas a la casa del Padre, como lo hizo el joven de la historia de Lucas 15; vuelves al corazón de Dios y se te revela por el Espíritu Santo, que eres hijo de Dios y que Él siempre nos da más de lo que pedimos o esperamos.

Vestido Nuevo. Después de que el hombre y la mujer pecaron en el Edén, se hicieron vestiduras de higueras, inútiles y temporales, pero Dios los vistió con pieles de animales (Gn. 3:21). Esto significa que Él nos viste del sacrificio de Cristo y nos cubre con la sangre de Jesús, el cordero inmolado. Ya no tienes los harapos del pasado ni las hojas de higuera de tus propios esfuerzos, hoy por la gracia estás revestido de Cristo.

El Anillo. Además de ser un símbolo de compromiso, representa también la autoridad y el gobierno de Dios en nuestras vidas. Con el anillo debemos primero aprender a gobernarnos a nosotros mismos: nuestras emociones, pensamientos y actitudes. Luego gobernar sobre las circunstancias externas que tendrás que vivir. Si eres hijo de Dios, Él te va a dar el dominio sobre aquellas circunstancias que necesitan una intervención divina.

El Calzado. Este tiene que ver con el propósito. Es muy triste ver a personas que tienen abundancia de cosas o preparación en uno o varios campos y/o profesiones, pero no viven en el propósito de Dios. El Padre trazó un destino y un propósito único para Sus hijos. Lo más importante y trascendente en la vida no es ser feliz ni hacer fortuna o alcanzar récords, aunque estas cosas son buenas; lo más importante y crucial en nuestra vida es: descubrir y cumplir el propósito de Dios.

Dilo en voz alta:

Dios tiene un propósito y un destino para mi vida. Soy hijo/a de Dios, soy hijo/a del rey, no tengo que cumplir con reglas para calificar como hijo/a de Dios, lo soy porque nací de Él. Mi Padre me vistió de santidad por la Sangre de Jesús, me dio autoridad sobre todo principado, potestad y circunstancia, hoy camino hacia el cumplimiento del propósito para el cual fui creado, para gloria de mi Abba Padre. Amén.