7 Proverbios Para El Siglo XXIMuestra

Poder en el autocontrol

Vivimos en esta época una verdadera pasión por los superhéroes. Pocos temas dan tanto de sí como las historias de alguien corriente que, generalmente a partir de un trauma o pérdida, empieza a desarrollar posibilidades quasi infinitas para revolucionar el mundo.

Sin embargo, en todas esas historias hay de fondo un principio que el héroe debe entender: “un gran poder conlleva una gran responsabilidad”, y lo que hace que pueda seguir manteniéndose en ese rol y no transformarse en un tirano es ese elemento tan antiguo del que habla también el libro de Proverbios: el autocontrol. ¡Ese sí que es un superpoder increíble! ¿Imaginas lo que podría ser el mundo y la humanidad si lo pusiéramos mínimamente en marcha?

No es casualidad que buena parte del Fruto del Espíritu tenga que ver con esto. Paz, paciencia, mansedumbre o templanza son algunas de las manifestaciones más obvias, pero en realidad todas ellas tienen que ver con ese germen de partida: el dominio propio. De hecho, justo antes de esos dos versículos de Gálatas se nos da una larga lista de acciones a evitar que, de una manera u otra tienen de fondo justo lo contrario: la falta de autocontrol.

El furor del que habla Proverbios puede ser ira, enfado y las ganas de cobrarse lo que se considera una deuda, pero creo que hay mucho más. Tiene que ver también con amargura, y eso representa mucho de lo que observamos en este siglo. Todo el mundo se siente víctima, agraviado, exige justicia, tiene mentalidad de consumidor y reclama lo suyo con vehemencia. El pulgar hacia abajo es habitual y se usa constantemente, aunque ya no estemos en la Roma antigua.

Lo vemos a través las redes sociales, que nos dan un megáfono gigante cual pistola en manos de un niño para “vomitar” todo lo que nos parece injusto o desproporcionado según nuestra opinión. Bajo el anonimato y sobre todo la impunidad, cada cual dice lo que se le pasa por la cabeza y pocos dejan pasar la ofensa, que es lo que realmente nos mostraría conforme al carácter de Jesús, el verdadero superhéroe de la Historia.

Él no calló Su boca porque no tuviera nada que decir, sino para que se cumplieran las Escrituras. No puso el pulgar hacia abajo, sino que Su honra vino en forma de un “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”. Su sacrificio, sin embargo, demanda una respuesta.