Profundizando - EfesiosMuestra

Pablo escribe esta carta a los seguidores de Jesús en la ciudad de Éfeso. Abre su carta con saludos y bendiciones de la gracia y la paz de Dios.

Continúa animándoles a que, como seguidores de Jesús, cada uno de ellos son bendecidos con todas las bendiciones espirituales en los reinos celestiales gracias a su nueva vida en Cristo. Algunas de estas bendiciones incluyen su gracia y bondad hacia nosotros, que se manifiestan en la libertad que Cristo ganó para nosotros sobre el pecado y la muerte eterna. No sólo eso, también tenemos acceso a toda la sabiduría y comprensión que necesitaremos para nuestra vida diaria aquí en la tierra. Pero el mayor regalo es el del Espíritu Santo, que es la garantía de la herencia espiritual de Dios que nos espera en la eternidad.

Lo interesante que menciona Pablo es que cada creyente de Jesús fue escogido y predestinado por Dios mismo para ser hecho santo e intachable ante Él a través de la sangre de Jesús. Ahora somos adoptados en la familia de Dios con un propósito para nuestras vidas. Nuestra elección personal de seguir a Jesús nos ayuda a entrar en el plan perfecto de Dios para que nuestras vidas traigan alabanza y gloria a Dios.

La traducción del mensaje de los versículos 11-12 lo expresa de un forma hermosa.

11-12 En Cristo asimismo tuvimos herencia, habiendo sido predestinados conforme al propósito del que hace todas las cosas según el designio de Su voluntad, a fin de que seamos para alabanza de su gloria, nosotros los que primeramente esperábamos en Cristo.

Dios te conocía y tenía planes para ti mucho antes de que fueras concebido en el vientre de tu madre. No fuiste un error cósmico o un accidente, sino un instrumento elegido para que la gloria y la gracia de Dios se muestren a los demás. Es muy importante que le pidas a Él que te revele para qué fuiste creado en la tierra y cómo puedes empezar a dar los pasos para vivir ese propósito por completo. No tienes que preocuparte si tienes lo que se necesita porque como escribe el Apóstol Pedro, Su poder nos da todo lo que necesitamos para vivir una vida de santidad. Ahí es donde entra el Espíritu Santo que es la fuente de nuestro poder para todas las cosas que sucede cada día.